Las mujeres en la ley de barrios
Las mujeres de Cataluña acabamos de celebrar la Gran Trobada de Dones en la que nos hemos encontrado y reencontrado más de un millar de mujeres después de 30 años de avance imparable del feminismo. En estas tres décadas se han producido cambios sustanciales en nuestra sociedad, entre ellos el reconocimiento de los derechos de las mujeres en todos los espacios sociales. Paralelamente, cabe destacar como especialmente significativa la presencia cada vez mayor de mujeres en la esfera pública. Protagonistas durante siglos del espacio privado, el del hogar y las relaciones familiares (responsabilidad que continúa siendo mayoritariamente femenina, según todos los análisis), las mujeres han decidido ocupar también el ámbito de lo público de forma masiva. Y es así como las encontramos, cada vez recibiendo un mayor reconocimiento a sus aportaciones, en la cultura, las artes, la ciencia, la política, el mundo laboral y empresarial, convirtiendo en verdadero el eslogan que habla de la feminización de la sociedad.
Las propuestas de las mujeres no pretenden beneficiarlas en exclusiva, sino que son un bien para toda la comunidad
El Gobierno catalán no ha sido de ningún modo ajeno a este cambio social. Por el contrario, ha participado activamente en él haciendo suyo el planteamiento, impulsado por la Comunidad Europea y largamente reivindicado por los grupos de mujeres, del gender mainstreaming. Es decir, lograr que la perspectiva de género esté incluida transversalmente en todos los proyectos que se pongan en marcha desde los diversos departamentos. Hablar de perspectiva de género significa modificar aquellas estructuras que provocan desigualdad y discriminación respecto a las mujeres en la construcción de todas las esferas del espacio social. Significa tener en cuenta en el diseño de las políticas públicas, las diferentes situaciones en que viven y de las que parten las mujeres y los hombres en su vida cotidiana: el uso de los servicios, la movilidad, el diseño urbanístico, la convivencia intercultural, el acceso al mercado laboral y el cuidado de las personas dependientes, entre otras. Conociendo las situaciones reales puede intervenirse en ellas para que las diferencias no devengan en ningún caso en discriminación hacia las mujeres.
Un magnífico ejemplo de este tipo de actuaciones es la llamada popularmente ley de barrios" (Ley 2/2004 de Mejora de Barrios, Áreas Urbanas y Villas que Requieren una Atención Especial) de la cual se acaban de adjudicar las ayudas de la tercera convocatoria, sumando ya un total de 46 barrios de Cataluña los beneficiados por ella. Una característica especialmente significativa es que todos estos proyectos aprobados prevén intervenciones respecto a la equidad de género en el uso del espacio urbano y de los equipamientos.
Un análisis pormenorizado de las intervenciones revela una composición novedosa que responde en gran medida a los planteamientos de los grupos de mujeres. Una parte importante de las actuaciones que ya se está llevando a cabo se relaciona con la erradicación de la violencia de género y con la disminución de las situaciones de vulnerabilidad en el propio barrio. La prevención ocupa un lugar estratégico porque existe el convencimiento de que, aunque las políticas asistenciales son necesarias para las mujeres que sufren malos tratos, no lo es menos el trabajo previo en la infancia y adolescencia para que desarrollen relaciones de igualdad, de respeto mutuo y de libertad personal que impidan la aparición de situaciones de violencia en las relaciones de pareja y, sobre todo, muestren modelos alternativos de convivencia. Medidas como sensibilización social para la detección de los malos tratos, grupos de trabajo para el aprendizaje de la toma de decisiones o actividades grupales en escuelas son muestras de este proceso preventivo. A ellas se suman la supresión de espacios generadores de inseguridad urbana y el fomento de la participación activa de las mujeres en el diseño urbanístico como algunas de las actuaciones más innovadoras.
Un segundo gran paquete de medidas pretende fortalecer las redes de mujeres y facilitar todos los tipos de participación que ellas deseen ejercer mediante la creación de espacios físicos y virtuales donde pueda producirse el intercambio de experiencias, conocimientos y convivencia. La formación continúa siendo una necesidad para muchos colectivos de mujeres, de acuerdo con lo que la feminista ilustrada Mary Wallstonecraft ya reclamaba en el siglo XVIII en su libro Vindicación de los derechos de la mujer. Aunque en estos momentos se ha comprobado que no es condición suficiente para alcanzar la igualdad de oportunidades, sigue siendo un requisito indispensable para el desarrollo de la personalidad y el ejercicio de la propia libertad.
Un último grupo de intervenciones aborda el complejo tema de los nuevos usos sociales del tiempo y la necesidad de que hombres y mujeres compatibilicen la vida laboral con la personal. De entre éstas destaca la necesidad de adaptación de horarios y servicios como producto del paso de una sociedad industrial a la sociedad del conocimiento actual. La estructura basada en la centralidad del horario laboral continúa vigente pero ya no responde a las necesidades sociales, de forma que es necesario avanzar en nuevas fórmulas que aumenten la calidad de vida de la ciudadanía.
Desde el Instituto Catalán de la Mujer estamos convencidas de que la perspectiva de las mujeres en la mejora de los barrios en los que habitan redunda en una riqueza mayor para todos sus habitantes, además de que responde a una necesidad de justicia social. Una vez más, las propuestas de las mujeres no pretenden beneficiarlas en exclusiva, sino que son un bien para toda la comunidad.
Sara Berbel Sánchez es presidenta del Instituto Catalán de la Mujer.
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