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Reportaje:

Una Patum con más policía y visitantes

La fiesta de Berga, tutelada por la policía, atrae a más visitantes el primer año de ser declarada Patrimonio de la Humanidad

Berga (Berguedà) está celebrando a lo grande su primera Patum tras ser declarada la fiesta Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los políticos, las fuerzas de seguridad y muchos ciudadanos andaban preocupados en las vísperas de la fiesta con la seguridad por el asesinato del joven Josep Maria Isanta en la pasada edición y por la previsión de una mayor asistencia de visitantes, pero pasado el ecuador de las celebraciones, reina la tranquilidad, según coincidieron en indicar ayer tanto desde los Mossos d'Esquadra como del Ayuntamiento de Berga. "La Patum se desarrolla con tranquilidad y normalidad, como todos queríamos", afirmó el concejal de Cultura, Josep Xoy.

Esta madrugada pasada se vivió una jornada especialmente emotiva, ya que fue durante la noche del viernes al sábado cuando se produjeron los luctuosos incidentes que acabaron con la vida de Josep Maria Isanta, en las cercanías de los conciertos que organizan los grupos independentistas y anarquistas de la ciudad. Y ayer por la noche, de nuevo se programaron los conciertos.

Los Mossos d'Esquadra han ampliado el dispositivo de efectivos entre un 20% y un 40%, según los días. El año pasado, en la noche del viernes al sábado, como siempre había sucedido, había menos efectivos de los Mossos que durante el jueves, el sábado o el domingo, que son los días de mayor afluencia. El inspector Eduard Cuenca, jefe de los Mossos de Berga, aseguraba ayer que se respiba "un ambiente de tranquilidad" y "de ganar de pasárselo bién" y destacaba que se ha producido un cambio notable: "Este año no nos silban".

La agresión de la pasada edición se produjo en un momento de máximo distanciamiento entre Mossos y una parte de los grupos de jóvenes de la ciudad, enrabietados por unos registros por droga. Ahora, una detención masiva relacionada con la distribución de droga y el diálogo iniciado entre la policía y los grupos de jóvenes han permitido a los Mossos ganarse la confianza de la población, según afirmó ayer Eduard Cuenca.

La tranquilidad ha ido acompañada de una mayor presencia de visitantes a la ciudad, que el Ayuntamiento no ha cuantificado. De todos modos, en la plaza de Sant Pere, donde se celebra la Patum, no cabe más gente. Los 700 metros cuadrados del recinto permiten que en el mejor de los casos se mezclen unas 3.000 personas entre los fuets de las guites, las maces y los plens.

Xoy señala que en las plazas donde se instalaron pantallas gigantes para seguir la fiesta hubo más afluencia que en otras ocasiones. Y también hay más participación, como lo demuestra el hecho que se han agotado en Berga los más de 8.000 números de la ONCE con una imagen de la Patum.

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Los Mossos tuvieron un descenso en el número de controles de alcoholemia, un hecho que Cuenca atribuye a que los visitantes de los pueblos cercanos a Berga han utilizado más los autobuses que los coches privados. La policía autonómica ha realizado 885 controles y sólo 22 han dado positivo.

En esta edición de la Patum tiene especial relieve la figura del águila, de la que se celebran los 250 años y que este domingo tendrá una nueva celebración con un pastel monumental que entrará en el centro de la plaza. Hoy, al anochecer, se celebra el passacarrers, en el que una parte de las comparsas de la Patum recorren las casas de las autoridades locales, debajo de las cuales se realiza un salt. El domingo, la Patum de lluïment del mediodía y la Patum completa, a las 21.30 horas, pondrán fin a la fiesta.

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