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Reportaje:

Pocos, vagos y deformes

Ocho de cada 10 donantes de semen son rechazados por la baja calidad de su esperma

Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que le ocurre al esperma de los hombres, pero todos los expertos coinciden en señalar lo obvio: que algo va mal. Los datos que presentó ayer uno de los bancos de semen más antiguos de España, la clínica Tambre en Madrid, corroboran precisamente eso, que la calidad de los espermatozoides ha caído en picado en los últimos diez años: ocho de cada diez posibles donantes son rechazados. Lo peor está en las causas de ese rechazo. Al 75% se le dijo que no podía donar por la mala calidad de su semen.

Las cifras no son concluyentes porque proceden de uno solo de los 15 bancos de semen que hay en España, pero sí significativas: según la Asociación Española de Andrología (AEA) muestran una tendencia difícil de corregir. La directora del laboratorio de la clínica, Rocío Núñez explicó ayer que las exigencias para los donantes son las mismas que hace quince años. El requisito es que haya 40 millones de espermatozoides sanos y con movilidad en cada eyaculado. "Ése es un semen de alta calidad, que es lo que nosotros necesitamos en la clínica, pero lo que sí es preocupante es que la mayoría no cumpla con esos requisitos. Hace quince años la cifra era la contraria, es decir, rechazábamos sólo a dos de cada diez", señala Núñez.

El porqué de ese descenso en la concentración y movilidad de los espermatozoides o las causas de las anomalías morfológicas que los hacen incapaces para fecundar es algo que no está demasiado claro. Algunos estudios apuntan hacia la contaminación, los malos hábitos alimentarios, el alcohol y el tabaco. Tampoco se puede echar la culpa a un cambio de perfil en los donantes, porque siempre se ha mantenido el estereotipo de un hombre de unos 25 años, con estudios universitarios que dona su semen de forma altruista. Por las molestias se lleva 42 euros cada vez que acude a la clínica.

Madres solteras

El que sí ha cambiado es el perfil del receptor. Aunque la mayoría siguen siendo parejas estables, en los últimos años ha aumentado el número de mujeres solteras sin pareja que buscan quedarse embarazadas. "En los 90 teníamos una docena de casos por año. En el último año 200 mujeres se han beneficiado de las muestras que congelamos", explica la responsable del laboratorio.

La clínica Tambre cumple estos días 25 años. Su director, Pedro Caballero, recordó ayer anécdotas que se han sucedido en ese tiempo y que le sirvieron para explicar el funcionamiento del centro: "La gente cree muchas veces que aquí vienen las parejas buscando un niño a la carta. Y no es así. No tenemos un catálogo. Lo que sí tenemos es los datos de los donantes y procuramos que estos se ajusten a los de los futuros padres".

En la clínica han tenido a dos donantes pelirrojos que apenas han sido utilizados por lo que las muestras han acabado desechándose. El centro busca a los candidatos atendiendo a la demanda, por lo que no suelen tener rarezas de ese tipo ni razas de otros países. "No es que discriminemos. Es que no tenemos gente de otras razas que soliciten nuestros servicios", explica Caballero. "Hace un tiempo vino una pareja de raza negra. Nos fue muy difícil buscar donantes y cuando los encontramos no cumplían los requisitos de calidad, así que tuvimos que buscar en el extranjero", relata.

En estos 25 años, el director de Tambre concluye que el hombre sigue siendo reticente a aceptar el semen de otro para que su mujer pueda tener un hijo. "Hay un orgullo muy masculino que es difícil de erradicar. Normalmente, el marido suele hacerlo como un acto de amor. Luego se acostumbra, se da cuenta de que el niño se le parece mucho y suele ir a por más", asegura.

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