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Un atentado causa la muerte de 64 civiles en Sri Lanka

El Gobierno acusa a los Tigres Tamiles del ataque más grave desde 2002

Al menos 64 personas, muchas de ellas menores de edad, murieron ayer al estallar una mina al paso de un autobús en el distrito de Anaradhapura, en el norte de Sri Lanka (antigua Ceilán). Se trata del mayor atentado contra la población civil desde la declaración del alto el fuego en 2002 entre el Gobierno esrilanqués y la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil. Según el Ministerio de Defensa, el vehículo transportaba a trabajadores y a niños que se dirigían al colegio cuando se produjo la explosión.

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El Gobierno de esta isla de 19,4 millones de habitantes culpa a los Tigres, pero el grupo guerrillero niega tal extremo y asegura que los autores del atentado pueden ser los miembros de algún grupo paramilitar vinculado al Gobierno. El Gobierno ha respondido con ataques aéreos sobre varias zonas controladas por la guerrilla.

El acuerdo de paz de 2002 puso fin a una guerra que causó cerca de 64.000 muertos, devastó ciudades enteras y dañó gravemente la economía desde que en 1983 los Tigres tamiles iniciaron su levantamiento armado para exigir un Estado separado para su etnia, que supone el 18% de la población total del país.

Desde el pasado diciembre se han registrado unos 650 muertos. A pesar de la tregua firmada en febrero de 2002, en la mayor parte de las regiones del país el pacto no se respeta, según distintos observadores.

Un portavoz del Ministerio de Defensa, culpó a los Tigres del atentado y afirmó: "Nadie más podría hacer algo así; esto es claramente el trabajo de los Tigres". El ataque, en el que más de 70 personas resultaron heridas, se ha producido un día después del retorno de los líderes de los Tigres desde Oslo, donde participaron en unas conversaciones fallidas con el Gobierno de Sri Lanka.

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Los sobrevivientes indicaron que el autobús, de 60 asientos, transportaba a más de 150 pasajeros. Un médico perteneciente a un hospital cercano al lugar del atentado declaró que entre los 64 muertos había, al menos, 15 niños. Un portavoz militar indicó que la explosión fue provocada por una o dos minas dejadas junto a un árbol y activadas por control remoto. El autobús salió despedido 25 metros fuera de la carretera.

Aunque la mina utilizada pertenece al mismo tipo de las que suelen utilizar los Tigres tamiles, el grupo guerrillero emitió un comunicado nada más conocerse el atentado en el que negaba cualquier vínculo con el mismo: "Atentar directamente contra los civiles no puede estar justificado bajo ninguna circunstancia".

El autobús se dirigía por la mañana al mercado de Anaradhapura, a unos 210 kilómetros al norte de la capital, Colombo. Las aldeas próximas a Anaradhapura han sido frecuentes objetos de atentados, ya que se encuentran en una línea fronteriza entre las tropas del Gobierno y la de los tamiles.

A pesar del atentado de ayer y de los ataques aéreos del Gobierno, ninguna de las partes enfrentadas se atrevió a romper formalmente el alto el fuego. "No es una declaración de guerra sino un acto terrorista", indicó un portavoz del Gobierno. "El proceso de paz está aún en vigor pero debemos examinarlo seriamente", añadió.

El mes pasado la Unión Europea incluyó a los Tigres en su lista de grupos terroristas, siguiendo la decisión ya adoptada por Reino Unido, Estados Unidos e India.

Un familiar de un niño muerto ayer en Sri Lanka llora sobre su cadáver.
Un familiar de un niño muerto ayer en Sri Lanka llora sobre su cadáver.REUTERS

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