"A la integración europea le falta una estrategia clara"
Joaquín Almunia (Bilbao, 1948), comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea, ha sido el artífice
de la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que está empezando a dar sus frutos. Almunia apuesta por la aprobación de la Constitución Europea y por que la economía de la UE tenga más peso en el escenario mundial.
Pregunta. ¿Habrá que esperar a que pasen las elecciones de Francia y Holanda, a mediados de 2007, para que se despeje el futuro del proyecto europeo, o hasta 2009 para aprobar la Constitución? ¿No suponen plazos muy largos frente al brío de China e India?
Respuesta. Si usted habla con los chinos verá que tampoco se plantean la solución de todos sus problemas este año. Lo que sí tienen es una estrategia clara. Esta semana ha estado aquí el ministro de Economía y Hacienda indio y he visto que tiene una estrategia muy clara. Sabe que los problemas de su país, que son gravísimos, no se van a resolver ni este año ni el que viene, pero tienen una estrategia y quieren seguir adelante. La integración europea lo que está falta es de una estrategia clara. Teníamos una apuesta estratégica basada en la aprobación de la Constitución y se ha complicado de manera extraordinaria con el no francés y holandés. Es de esperar que se pueda resolver a partir de las elecciones de 2007, pero no es seguro. Porque, además, hay cinco o seis países que no quieren ratificar la Constitución, como el Reino Unido y Polonia, entre otros.
"Debemos crecer más para invertir más y recuperar la distancia que nos han sacado en productividad"
"Hay que avanzar en una política europea de inmigración lo más rápidamente posible"
P. Entonces, ¿qué hacemos con la Constitución?
R. Por un lado, seguir apostando por la ratificación, y hacer lo posible porque esa mayoría de ciudadanos que queremos que la Constitución entre en vigor no nos veamos frustrados por la voluntad contraria de una minoría. Pero, a la vez, no esperar a que ese problema sea resuelto para plantear los auténticos desafíos de Europa
P. ¿Cuáles son estos desafíos?
R. Sacar el máximo beneficio de la zona euro, con una mejor coordinación de las políticas económicas de forma que el euro produzca todos los beneficios, algunos de los cuales todavía no están siendo distribuidos a los ciudadanos. Tenemos que decidir esa política común, que yo me daría con un canto en los dientes si se logra en marzo del 2007. Hay que avanzar lo más rápidamente posible en una estrategia europea de inmigración. Hasta ahora, los Estados miembros no han querido darle a la UE instrumentos para abordar una política para la inmigración irregular y la integración de los inmigrantes.
P. ¿No ha habido un tratamiento excesivamente policial y poco político y social del fenómeno de la inmigración?
R. Hasta ahora se consideraba que en materia energética, de inmigración o en las reformas estructurales era mejor que cada país hiciera la guerra por su cuenta, pero en el mundo global en el que vivimos hay que decir "eso no es verdad, señores". Y no podemos esperar a tomar decisiones hasta que se apruebe la Constitución. Igual que a mitad del siglo XX decidimos estar juntos para acabar con las guerras en nuestro continente, hoy necesitamos seguir juntos para aumentar nuestra seguridad en un mundo que tiene serios riesgos de inestabilidad para reforzar nuestra dimensión exterior y nuestro peso en la economía global. La Europa del siglo XXI hay que construirla, como se hizo en el XX, sobre la base de solidaridades concretas: que hoy nos interesa actuar juntos en energía, avancemos en energía; que mañana nos interesa en inmigración, pues avancemos.
P. Ha señalado que la ampliación de 10 nuevos socios ha supuesto un balance muy positivo para la UE. Sin embargo, están ganando posiciones quienes consideran necesario condicionar futuras ampliaciones a la capacidad de absorción de la UE.
R. Desde mi punto de vista, los auténticos problemas de capacidad de absorción son mentales. No son institucionales, no son burocráticos, no son económicos. Son de mentalidad, de la pereza intelectual de hacer el esfuerzo de imaginar cómo nos interesa que sea Europa en el siglo XXI.
P. ¿En qué medida la actual recuperación económica puede contribuir a mejorar la confianza en el proyecto europeo?
R. La recuperación económica en Europa, en particular en la zona euro es evidente. No sólo ha mejorado la confianza de los inversores y de los consumidores, sino también los datos de actividad real. En el primer trimestre de este año se han visto ya cifras concretas, de mayor crecimiento del producto interior bruto, basado sobre todo en la demanda de consumo, cosa que hace unos pocos meses no se esperaba.
P. Pero en esta recuperación, Europa está en el furgón de cola, con un crecimiento de algo más del 2%, y según los expertos gracias al tirón del resto del mundo, que crece más del doble.
R. La economía europea está creciendo básicamente gracias a la demanda interna, pero es verdad que cuando entra en recuperación crece a un ritmo equivalente a su potencial de crecimiento. Sólo crece el 2,1% en la zona euro, o el 2,3% en el conjunto de la UE, es decir, mucho menos que los demás. Esto significa que debemos aumentar nuestro potencial de crecimiento para poder reducir el paro por debajo del 8%, es decir, 18 millones de parados.
P. Igual que hace 10 años.
R. Sí. Por eso hay que crecer más para invertir más y poder recuperar la distancia que nos han sacado otros en materia de productividad, de utilización de nuevas tecnologías, de desarrollo del crecimiento de los sectores de más valor añadido. Y eso exige reformas.
P. ¿Cómo se aumenta el potencial de crecimiento? Tenemos un motor que sólo permite crecer al 2%.
R. Pues utilizando mucho mejor nuestro mercado interior. Un mercado interior de cientos de millones de consumidores que tiene unas potencialidades que no estamos utilizando, sobre todo en el sector de los servicios. El empleo no lo crearemos en la agricultura ni en la industria, sino en los servicios. Hay que hacer un esfuerzo mayor en investigación y desarrollo, y en general en todo el ciclo, que va desde la educación básica, la educación universitaria, la investigación científica, y en la transmisión de los resultados de esa investigación al sistema productivo a través de tecnologías.
P. ¿Mejorará esto el empleo?
R. En los últimos años, la creación de empleo en la UE exhibe mejores resultados que en EE UU. En los dos últimos años, Europa, con muy bajos crecimientos, ha creado tres millones de empleos. Pero necesitamos crecer más. No es suficiente con crear tres millones en dos años, ni siquiera con crear cuatro millones, que es lo que esperamos entre el 2006 y el 2007. El paro a finales de 2007 seguirá por encima del 7%. Tenemos, por tanto, que crear empleo, pero sobre todo mejorar la productividad, que es en lo que nos gana EE UU.
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