La caída de El Viejo Yu
Detenido en Tenerife un empresario acusado de dirigir una red dedicada al tráfico de inmigrantes chinos en viejos barcos
Cuando Souchen Yu cruzó la pasarela del barco Liao Yu 806, a las tres de la madrugada del pasado sábado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, firmó su sentencia. La policía sólo esperaba que subiese a bordo para detenerlo con la prueba del delito: 29 inmigrantes hacinados en la bodega.
Hasta esa noche Souchen Yu, de 61 años, pasaba por ser un hombre prominente de la comunidad china en Canarias. Su empresa, Linfar Multiser Import Export, SL, abastecía a la cadena de supermercados Grande China. Pero tras esa máscara se escondía El Viejo Yu, un mafioso que ahora es acusado de ser el jefe de una siniestra organización dedicada al tráfico de compatriotas sin papeles.
La policía descubrió la doble personalidad de Yu hace tres meses, cuando un barco llamado Lian Run 6 atracó en el puerto de Las Palmas. A bordo llevaba a un grupo de chinos indocumentados que fueron extorsionados -les exigieron 3.000 euros por cabeza-, apaleados y llevados a trabajar a destajo en talleres textiles ilegales y en restaurantes chinos hasta que pagaran la supuesta deuda. Al parecer, Yu no se andaba con ceremonias.
Los policías estuvieron ocultos en el puerto hasta que Souchen Yu subió al barco
La historia llegó a oídos de los agentes de la brigada de extranjería de Canarias, quienes comenzaron a controlar las idas y venidas de El Viejo Yu. Así se enteraron de la llegada, la madrugada del sábado, del Liao Yu 806, último nombre de una chatarra flotante que, según un responsable portuario que accedió a su interior, es "la bañera más oxidada que jamás hemos visto".
Cuando el barco atracó en Tenerife, a las dos y media de la madrugada, los policías lo esperaban, ocultos en las sombras. Así permanecieron durante media hora, hasta que apareció Souchen. Algo se temía El Viejo Yu, porque miró varias veces por encima del hombro antes de cruzar la pasarela del buque. En cuanto se halló a bordo, irrumpieron los agentes.
Además de a El Viejo Yu, los policías detuvieron en el acto a la tripulación, formada por cinco personas, y a una decena de inmigrantes chinos que viajaban en el Liao Yu 806. Sólo a la mañana siguiente, cuando volvieron a subir al barco para recoger pistas, descubrieron a otros 15 chinos escondidos en lo que había sido el depósito de aceite.
Era éste "un cubículo cuyas paredes chorreaban un líquido viscoso y que estaba impregnado de un fuerte olor a maquinaria, salitre y vómitos", según lo describió ayer el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura. "El espectáculo era dantesco. No había ventilación, ni aseos, ni espacio para estirar las piernas", informa Juan Manuel Pardellas desde Santa Cruz de Tenerife.
Aunque, según el cuaderno de bitácora, el buque zarpó de Monrovia (Liberia), la policía insiste en que tocó puerto por última vez en Guinea Conakry. Según ese cálculo, los sin papeles habrían permanecido diez días encerrados en el depósito.
A pesar de las penosas condiciones del viaje, no fue necesario ingresar a los inmigrantes en el hospital. Todos ellos fueron trasladados al campamento provisional habilitado en el cuartel militar de Las Raíces. El Viejo Yu y los tripulantes ingresaron en prisión.
Pero "la operación policial se mantiene abierta", declaró el delegado del Gobierno. Los agentes que siguieron los movimientos de El Viejo Yu durante los tres últimos meses aseguran que han reunido pruebas suficientes para detener a sus compinches en los próximos días.
En lo que va de año, han llegado a las costas de Canarias 10.156 sin papeles.
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