Con el peso máximo al despegue
Gamesa Aeronáutica cree viable el nuevo proyecto, aunque arrastra 315 millones de deuda
La división aeronáutica de Gamesa ha iniciado la carrera de despegue, de la mano de la Caja de Castilla-La Mancha, con el peso máximo para esa maniobra. Tras separarse de la Gamesa rentable que explota las energías renovables, sus gestores subrayan que hay pista suficiente con carga de trabajo para siete años. Pero en sus bodegas acumulan una deuda de 315 millones que triplica los 101 de fondos propios. Los nuevos gestores mantendrán la sede en Vitoria y confían en la entrada, simbólica, del Gobierno vasco en el capital.
"El proceso de venta paralizó un expediente de regulación de empleo de 233 trabajadores en las plantas de ensamblaje de Álava"
La operación de venta se cerró a finales de abril a través de la sociedad vehículo Synergy Industry and Technology SA por el 100% de las acciones, en 45 millones de euros, más la asunción de la deuda financiera. Una operación que rechazaron las cajas de ahorro vascas, a pesar del carácter estratégico que tuvo en Euskadi el sector aeronáutico.
La espantada de las cajas vascas creó un cierto malestar en el sector vasco de la aeronáutica, que el año pasado agrupó a 32 empresas en torno a la asociación Hegan, y facturó 780 millones de euros. Más del 45% de esa facturación corresponde a Gamesa Aeronáutica, el resto a la motorizadora ITP, y la ingeniería Sener. Quizá, la permanencia de la sede de la compañía en Vitoria puede ayudar a enmendar esa situación y hacer que despierte el Gobierno vasco.
Los nuevos gestores de la firma aeronáutica confían en que a medio plazo van poder contar con el Ejecutivo de Vitoria en el accionariado, aunque sea con una pequeña participación, casi simbólica.
Entienden que se trataría de un gesto de confianza en el proyecto que ayudaría sensiblemente a mantener la plantilla y los centros de decisión más allá de 2012, año en que más o menos finaliza la carga de trabajo contratada.
Durante la presentación en Madrid, el ex consejero delegado de Gamesa Aeronáutica e impulsor del actual proyecto con el 20% del capital, Juan Ignacio López Gandásegui, defendió la viabilidad de la nueva empresa. En su primera comparecencia aseguró que se mantendrá la actual plantilla, y subrayó que la sede seguirá en Vitoria.
Sin embargo, el proceso de venta paralizó un expediente de regulación de empleo de unos 233 trabajadores en Álava. La bajada de los encargos de alas para los aviones Embraer 145 ha dejado ocioso a parte del personal de las plantas alavesas de ensamblaje de ese avión. Gamesa y la brasileña Embraer firmaron un contrato en el que la primera asume parte del riesgo de que el modelo de avión no se venda al ritmo previsto.
Gamesa Aeronáutica, que busca nuevo nombre, facturó 313 millones de euros en 2005, un 5% más, aunque perdió 3 millones de euros por la caída del dólar frente al euro.
Las reiteradas reducciones de pedidos del Embraer 145, que ha constituido el grueso de su negocio en los últimos años, ha resultado definitivo en la acumulación de deuda. El precio del dolar, la puntilla.
Las consecuencias para el mundo de la aviación, y en concreto para Gamesa, de los atentados terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono fueron tremendos. La fuerte subida de los seguros, del combustible, y la incertidumbre y el miedo que se generó en torno a la aviación comercial, invirtieron el desarrollo de la firma de Vitoria. El frenazo en la venta y por tanto construcción de aviones le afectó de lleno, y eso coincidió con la caída de la moneda estadounidense. La división que había sido la joya de Gamesa, y la primera piedra sobre la que construyeron la multinacional, se ha convertido en los cinco últimos años en un lastre.
Así las cosas es evidente que en la apuesta por una empresa del sector aeronáutico hay un componente de pasión, de reto y de aventura. Y posiblemente explica la implicación personal de muchos de los accionistas en la puesta en marcha e impulso de la nueva firma. Caja Castilla-La Mancha Corporación tiene el 23%, pero Juan Ignacio López Gandásegui anterior consejero delegado de toda Gamesa, y posiblemente el nuevo presidente de la nueva, tiene el 20%. Y los actuales gestores de la empresa, José Luis Osorio, Pedro Fuente y Javier del Molino se quedan con el 9%. Después, en la estructura accionarial están el Banco Espírito Santo -socio financiero de referencia y puntal en Portugal y Brasil- con el 15%, y con el 11% cada una, el grupo de ingeniería Isolux Corsán , el banco de negocios EBN y Lesepair. Isolux Corsán obtuvo en 2005 unos beneficios de 26,78 millones de euros con unas ventas de 1.583 millones de euros y a 31 de diciembre daba empleo directo a más de 5.600 personas. EBN Banco, especializado en la sindicación de operaciones financieras está participado por la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo), por Unicaja, por Ibercaja (Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja), por SA Nostra (Caixa de Balears) y por Caja Duero (Caja de Ahorros de Salamanca y Soria), además de por el Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Profesionalmente, el crecimiento de la deuda ha ido parejo al crédito que Gamesa aeronáutica se ha ido labrando frente a las grandes constructoras de aviones. La consideración de Boeing hacia los ingenieros de Gamesa es muy buena, y unos 80 están en la actualidad en la sede principal de la compañía, en Seattle, Estados Unidos, rediseñando el 747 de pasajeros. En breve entra en producción un programa para construir varias piezas del Airbus, A-380.
Nuevo músculo y empuje para el proyecto empresarial
La viabilidad de Gamesa es clara para su cabeza visible, Juan Ignacio López Gandásegui, y basa parte de ese potencial de crecimiento en que ahora tienen que entrar en producción varios programas para los que ya se han hecho las inversiones correspondientes.
Además, desde 2001 vuelan con el viento en contra, con un bajo precio del dólar, y pocos pedidos de aviones, un escenario que empieza a cambiar. Su cartera de pedidos incluye a Airbus, Boeing, Bombardier, EADS, Embraer, Eurocopter y Sikorsky.
Durante su presentación en Madrid, Gandásegui dijo que el nuevo grupo empresarial que hay detrás del proyecto le proporciona el "músculo" necesario para impulsar el proyecto.
Gamesa y la Caja de Castilla-La Mancha ya participaban juntos en la sociedad Icsa, pero además la comunidad autónoma tiene su propio sector aeronáutico. Airbus está en Toledo; Eurocopter, en Albacete, y el aeropuerto de Ciudad Real empujará en esa dirección.
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