_
_
_
_
Reportaje:Alemania 2006

"En Trinidad sólo hay crícket"

Leo Beenhakker dice que su selección no tiene estilo de juego, sobrevive

Leo Beenhakker, al final de la perspectiva de una altísima bóveda de madera, convierte cada frase en una réplica cómica: "¡En Trinidad sólo existe una obsesión, el cricket!". Después, libera la tensión, descarga los músculos ya arrugados de la cara, y se ríe mientras digiere entre dientes la pregunta: "¿La escuela holandesa en Trinidad y Tobago?" Y se le vuelve a escapar una carcajada antes de recordar otra vez que "la única palabra importante en Trinidad es cricket".

Beenhakker es el entrenador del pequeño país caribeño en su primera participación en una Copa del Mundo. El Estado menos poblado, 1,2 millones de habitantes, que ha participado en la competición en toda su historia. Pocos ciudadanos, pero muy entusiastas del cricket, según Beenhakker, y "ahora, momentáneamente, como una moda pasajera", del fútbol.

"Todo esto es un poco surrealista", dice Birchall, único blanco que ha vestido la casaca triniteña

Trinidad debuta contra Inglaterra. Se nota, porque la mayoría de los periodistas que comparten un surtido de embutidos alemanes con el técnico holandés de 63 años, son ingleses. Beenhakker habla relajado, buscando el giro humorístico en cada charla, mientras señala los objetos que le rodean. El encuentro es en un pequeño museo del mundo rural alemán. Hay viejos trillos, sartenes agujereadas, una escoba hecha de palos secos. "Un sitio para la nostalgia", dice el preparador, que puestos a hacer memoria recuerda dos momentos muy especiales: "El más impactante de mi larga carrera es el de ganar con el Ajax", y explica que, claro, como él es holandés pues tiene fijación con este club de Amsterdam. El otro, ver "a cientos de miles de personas en la Cibeles cuando gané el título con el Madrid".

Ayer, en Rotemburg, no había cientos de miles. Pero sí cerca de 500 hinchas de las dos islas hermanas. Como es habitual tenían un completo equipo de percusión que no paró de envolver en un ritmo sincopado, constante, el entrenamiento vespertino del equipo. Una selección de "elaboración compleja" según el propio Beenhakker. Realmente, le ha costado encontrar 23 jugadores. Muchos de ellos juegan en Escocia, hasta el punto de que un diario escocés ha desplazado a un periodista para seguir las aventuras y desventuras de "los chicos". Otros, juegan en el propio Trinidad y Tobago. Algunos, ni siquiera tienen equipo. Unos pocos están diseminados por Europa. "No ha sido fácil", reconoce el preparador, que lleva arropados bajo el brazo dos ejemplares de un libro sobre teóricos del fútbol que le dedica un capítulo.

Tan singular ha sido la elección de los componentes del grupo, que dos de sus miembros juegan en las profundidades abisales de la liga inglesa. Uno, Dennis Lawrence, juega en el Wrexham y es conocido como el Crouch negro. Mide casi dos metros y sólo pesa 80 kilos. Lawrence, enseñando su diente de oro, niega el parecido con el peculiar ariete inglés: "No, no, no, yo soy defensa". Otro, Christopher Birchall, nunca ha puesto un pie en Trinidad y es el primer jugador blanco en sesenta años en vestir la camiseta triniteña. Su madre nació accidentalmente en la isla porque a su padre le ofrecieron un puesto de linotipista en el Trinidad Guardian. Regresó a Liverpool a los seis años. Jack Warner, vicepresidente de la FIFA y ojeador vocacional de Trinidad, fue quien rastreó los antecedentes del jugador del Port Vale inglés. "Todo es un poco surrealista", se encoge de hombros Birchall, que no es capaz de explicar cómo juega su selección, pero dice que Beenhakker les ha hecho "un equipo ordenado".

"No tenemos estilo de juego, sólo sobrevivir", insiste en el tono jocoso Beenhakker, que considera que su equipo "ya ha hecho todo lo que tenía que hacer, clasificarse". Ahora, según el holandés toca "disfrutar el premio". Beenhakker dice que ya no tiene grandes ambiciones, que trabaja sin presión, pero se despide remangándose la camisa y advirtiendo: "Aquí nos despedimos, porque ahora me tengo que centrar en mi trabajo".

Beenhakker, en un entrenamiento de Trinidad y Tobago en Alemania.
Beenhakker, en un entrenamiento de Trinidad y Tobago en Alemania.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_