Stiglitz augura un creciente descenso del dólar y pregunta en Valencia qué venderán los europeos
El premio Nobel de Economía atribuye el alza de precios del petróleo a la guerra de Irak
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001, fue ayer la estrella de la primera jornada de un foro dirigido a captar inversiones extranjeras que se celebró en Valencia, pero su discurso no fue precisamente optimista. Stiglitz auguró una creciente apreciación del euro al dólar a cinco años vista y preguntó: "¿Qué haremos con un euro tan fuerte, a quién venderemos nuestros productos?". También alertó sobre las "turbulencias" que afronta la economía estadounidense y apuntó directamente a la guerra de Irak como primera causa del alza de los precios del petróleo.
El que fuera asesor del presidente estadounidense Bill Clinton dictó una lección magistral en la que alertó sobre la importancia y profundidad de los cambios asociados a la globalización económica, a la "creciente interdependencia" de todos los actores económicos del planeta; destacó cómo "los países industriales no se han dado cuenta del calibre de los cambios", un problema que subrayó en el caso de Estados Unidos; y auguró una desaceleración a medio plazo de la economía estadounidense, "un tercio de la economía mundial", a partir de un axioma: "Lo que no es sostenible, no se sostiene".
El discurso de Stiglitz ante los asistentes al denominado Foro Económico Mundial para la Inversión Directa, un evento organizado por la empresa estadounidense Red Hot Locations para Valencian Community Investments (VCI), fue demoledor. Tanto que tuvo que invitar a los asistentes, a los potenciales "inversores a largo plazo", a no detenerse en "las turbulencias" que planteó.
Los tres principales problemas de la economía mundial a corto plazo que dibujó Stiglitz se asocian a los altos precios del petróleo, a la inestabilidad de los mercados financieros y a la desaceleración de la economía estadounidense. En los tres casos, Stiglitz subrayó la responsabilidad del presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
La creciente demanda de petróleo desde China y la India incide en el alza de precios del petróleo, pero, sobre todo, "la perspectiva de estabilidad en Oriente Próximo". Si fuera evidente que los precios del petróleo se fueran a mantener por encima de los 70 dólares el barril, el triple que hace tres años, se invertiría en el desarrollo de fuentes alternativas. Pero la extracción de petróleo en Oriente Medio es tan barata que los inversores prefieren esperar la vuelta a la normalidad antes que acometer costosas inversiones. Mientras, bromeó Stiglitz, "Bush hace todo lo posible por alejar cualquier perspectiva de estabilidad en Oriente Medio".
A pesar del alza de los precios y de la dependencia energética de Estados Unidos, "por el momento no hay síntomas de recesión", siguió Stiglitz. Pero introdujo varios factores que amenazan la situación: el presidente Bush se dedica a bajar los impuestos; miles de heridos en la guerra de Irak necesitarán cuidados millonarios de por vida; el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos crece sin pausa, "se echa la culpa a China", a la supuesta cotización ficticia de su moneda, "pero una bajada del yuan solo provocaría un cambio de acreedores".
Para remate, el Banco Central Europeo en lugar de fomentar el crecimiento y el empleo, se dedica a controlar la inflación, sube el precio del dinero en Europa y aprecia el euro respecto al dólar. Dadas las circunstancias, "la desaceleración en Estados Unidos puede ser tremenda" porque las subidas de tipos de interés complican el mercado hipotecario - "un 7,5% del consumo total estadounidense"- y "la gente no podrá sacar dinero de sus viviendas indefinidamente".
Frente a una política económica insostenible, Stiglitz instó a los europeos a ejercer un "poder suave, mucho más importante que el poder militar", para mantener el estado de bienestar a través del ejercicio del pragmatismo y contribuir a recomponer el equilibrio mundial. "Europa debe recuperarse para ser garante de la paz", sentenció.
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