Duran tacha de "bobos" a quienes confían en Zapatero, porque recortó el Estatuto

El secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, tachó ayer de "bobos" a los que confían en Zapatero, que fue, según el líder democristiano, el autor del recorte al Estatuto. "Hay bobos a quienes les cae la baba y un día lo van a beatificar porque es un pobre chico", subrayó. Duran criticó el anticatalanismo del PP, y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que hizo ayer campaña en Badalona (Barcelona) junto a Pasqual Maragall, afirmó que un sí al Estatuto dejará al descubierto la "sed de poder y el hambre de país" de los populares.

Fernández de la Vega pidió el apoyo a un texto que, al contrario de lo que opinan muchos nacionalistas, debe durar "30 años por lo menos", y criticó al PP que está instalado en el "no a todo, también a la paz en el País Vasco". En el mismo acto celebrado en Badalona, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, aseguró que el sí al Estatuto garantiza la "cohesión" y la "gobernación" de España.

De la Vega acusó, asimismo, al PP de haberse apeado del carro estatutario con un único objetivo, "desgastar el Gobierno". Y aseguró que si al Partido Popular "no le interesa dar a Cataluña más autonomía y mejor financiación" es para acelerar una eventual derrota socialista.

Maragall, aprovechó la presencia de De la Vega para pedirle que haga pedagogía por España. "María Teresa, te pido que cuando vayas por España expliques que con este Estatuto, Cataluña seguirá apostando por una España moderna, plural y solidaria". Y le aseguró que este texto es "la mejor herramienta" para garantizar la "gobernación" y la "cohesión de España".

En un tono inusual en él, Duran lanzó sus dardos contra al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien, al igual que hace Esquerra Republicana, responsabilizó de los recortes que ha sufrido el Estatuto. Tachó de "bobos" a quienes confían en Zapatero y respondió a su afirmación del pasado domingo en Lleida de que no va "racanear" en el desarrollo del nuevo Estatuto. Con sus palabras, Duran volvía a los viejos parámetros de CiU: la desconfianza equidistante respecto los partidos que la federación nacionalista juzga españolistas.

Por la mañana, y en una extraña, por infrecuente, conferencia de prensa, Maragall, respondió a un bombardeo de preguntas sobre el futuro político que le aguarda tras el referéndum del 18 de junio. No quiso aclarar si optará de nuevo a la presidencia de la Generalitat, pero afirmó estar en condiciones de abordar una nueva carrera electoral, aunque recordó que, contando su trayectoria como alcalde, ya lleva seis elecciones a sus espaldas y que en lo que a longevidad política se refiere "ya desbordó a Jordi Pujol por la izquierda", dijo.

El secretario general del Partido Popular, Ángel Acebes, también atacó al presidente del Gobierno. "Espero que el efecto corrosivo del Estatuto acabe con Zapatero", clamó ayer en Barcelona. "Votar sí es votar a un semillero de problemas para Cataluña y España".

Acebes se refirió también al proceso de paz de Zapatero en Euskadi: "No se puede aceptar la ruta que le ha marcado Batasuna, aceptando todas las condiciones. La verdadera paz, la libertad, es la derrota de los terroristas, su desarme y detención. La paz nunca puede ser el resultado de dar a los terroristas lo que piden. Si Zapatero quiere el apoyo del PP lo tiene fácil, sólo tiene que decidir que no cabe ningún tipo de negociación con ellos. No a la humillación de las victimas y a la victoria de los verdugos".

Esquerra continúa su con su lista de los recortes que ha sufrido el proyecto de Estatuto a su paso por las Cortes. El secretario general de ERC, Joan Puigcercós. Ayer le tocó a las telecomunicaciones y el control del espacio radioeléctrico. El republicano no desaprovechó la ocasión para descalificar a CiU, pero sobre todo atacó al Partit dels Socialistes y la Generalitat. El PSC, dijo, tiene "voluntad clara de prevaricar" desde la Generalitat, al utilizar actos institucionales, como el que reunió anteayer a Maragall con cuatro de sus consejeros, para apoyar el Estatuto y al expulsar a ERC del Ejecutivo "bajo una premisa ilegal: la de decir que el Gobierno [catalán] debía pedir el sí en el referéndum sobre el texto".