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El primer acto oficial de la Infanta Leonor

Los príncipes de Asturias piden para su hija la protección de la Virgen de Atocha

Mábel Galaz

La infanta Leonor protagonizó ayer su primer acto oficial. Los príncipes de Asturias llevaron a la pequeña ante la Virgen de Atocha para pedirle su protección, siguiendo con la tradición de la Familia Real. Fue una ceremonia sencilla y breve oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y a la que asistieron 200 personas, habituales de este templo, situado en la avenida de la Ciudad de Barcelona de Madrid, junto a la estación de Atocha. No hubo ninguna representación institucional.

Leonor, que acaba de cumplir siete meses, es un bebé rollizo de cabello rubio y ojos claros. Su carácter es tranquilo pero curioso. Ayer en su visita a la basílica de Atocha no derramó ni una sola lágrima a pesar de los focos, las cámaras y la cercanía de la gente que quería verla, pero movió la cabeza de izquierda a derecha con curiosidad. Sobre todo detuvo su mirada ante un grupo de dominicos con sus hábitos blancos. "Se fija en todo", se le escuchó decir a Rouco.

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La cita religiosa permitió ver a muchos madrileños cómo se cría la heredera del heredero. "¡Qué mona es!", exclamó una señora habitual del templo. "Hemos venido pronto a coger sitio, antes de que se cerraran las puertas. Queríamos verla, la sacan tan poco del palacio. Es muy mona pero no se parece al Príncipe, es igual que el padre de la Princesa", añadió. "Pues yo la encuentro algún parecido a la Reina", sentenció alguien a su lado. Uno de los momentos más solemnes de la ceremonia fue cuando, tras el rezo de la Salve, don Felipe y doña Letizia ofrecieron a la infanta Leonor elevándola conjuntamente ante la Virgen. Poco después se escuchó en la iglesia un rotundo "¡Viva la Infanta!" y, a continuación, una gran ovación.

Don Felipe, con su pequeña en brazos vestida con un traje blanco y una gran cruz colgada de una cadena, recorrió el pasillo central protegiéndola de la curiosidad de la gente, que quería tocarla, acariciarla y verla de cerca. Doña Letizia la cogió de una mano para tranquilizarla y secó con un pañuelo su barbilla babeante.

Nuestra Señora de Atocha fue proclamada protectora de la Familia Real y de la Monarquía española en 1643 por Felipe IV, aunque esta devoción se remonta al rey Alfonso VI en el siglo XI, en el que se calcula que fue construido el primer templo. Las coronas de la Virgen y el Niño fueron regalo de Isabel II, en agradecimiento por haber sobrevivido en 1854 al apuñalamiento del cura Merino, cuando iba a presentar a la Virgen a la infanta Isabel, La Chata.

La imagen de la Virgen de Atocha habitualmente se venera en su camarín sin manto, corona ni condecoraciones, aunque en las grandes ceremonias, como ayer, muestra la Insigne Orden del Toisón y la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Según la tradición de la Familia Real, todos los recién nacidos son presentados ante la Virgen. Así lo fueron el propio príncipe Felipe y sus hermanas, doña Elena y doña Cristina. La princesa de Asturias también acudió hace dos años a la basílica a depositar su ramo de novia. Ese día diluviaba en Madrid. Ayer un sol de justicia acompañó a la pequeña Infanta en su primera salida oficial.

La infanta Leonor, en brazos de sus padres durante el ofrecimiento a la Virgen de Atocha.
La infanta Leonor, en brazos de sus padres durante el ofrecimiento a la Virgen de Atocha.POOL / EFE

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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