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JAUME BOSCH | Vicepresidente de Iniciativa Verds | El futuro de Cataluña

Un 'progre' convencido

Enric Company

Jaume Bosch (Barcelona, 1953) es uno de los progres irreductibles que ingresaron en el partido de los comunistas catalanes, el PSUC, en los últimos años de la lucha antifranquista y no han querido dar el salto al partido socialista, a pesar de haber tenido que hacer frente en sus propias filas durante años a la acusación de filosocialistas, y a pesar de que han recibido reiteradas ofertas procedentes del PSC. De ahí viene que cuando sus adversarios de ERC y de la derecha quieren mortificarles se refieran a ellos despectivamente como "el eco de los socialistas" en vez de como ecosocialistas.

Bosch es un firme convencido de la existencia de un espacio político a la izquierda de la socialdemocracia. Lo era ya en 1976, cuando se afilió al PSUC de la mano del grupo Bandera Roja, cuyo líder era Jordi Solé Tura, convencido de que ese espacio no se correspondía ya con el comunismo de guerra configurado durante el estalinismo. Desde el primer momento fue un entusiasta del eurocomunismo, que pretendía sintetizar comunismo y democracia, y estuvo en constante refriega con los sectores leninista y prosoviético del PSUC. Había colaborado con los bandera en la Universidad de Barcelona, donde en 1977 se licenció en Derecho, y en el movimiento vecinal en Sant Feliu de Llobregat, localidad en la que ha residido siempre. En esta ciudad fue concejal entre 1979 y 2003, mientras su camarada y amigo Francesc Baltasar ejercía como alcalde. Él se ocupaba de la vicepresidencia de la Diputación de Barcelona, que ejerció entre 1989 y 1999, pero su principal cometido político era la dura competencia los socialistas para mantener vivo el poder municipal del PSUC y, desde 1987, de Iniciativa. Paradojas de la vida, mientras actuaba como un eficaz aliado de los socialistas en la Diputación, se ganaba la animadversión del aparato del PSC en la pugna a cara de perro que les enfrentaba en la formación de candidaturas municipales.

En paralelo, Bosch adquirió una nada desdeñable experiencia política entre 1983 y 1987 como subdirector general de Coordinación de Policías Locales, una responsabilidad en el organigrama de la Generalitat a la que accedió de la mano de uno de los fundadores de Convergència Democràtica, Miquel Sellarès, a la sazón director general de Seguridad Ciudadana en el Gobierno de Jordi Pujol que había recibido el encargo de poner en marcha el modelo policial autonómico. No era un cargo de confianza política en un Gobierno de CiU, pero casi. Un caso raro, que tuvo que ser autorizado por la dirección de su partido porque se contradecía con la oposición que éste aguijoneaba al Gobierno nacionalista. Bosch compartió aquel ejercicio de transversalidad promovido por Sellarès con un socialista, Jaume Curbet, que también trabajó en la puesta en marcha de la policía autonómica.

La colaboración con un Gobierno de Pujol fue posible porque a Bosch no le molesta que le tomen por nacionalista, aunque él sostiene que no lo es. Se considera, simplemente, "un defensor de los derechos nacionales de Cataluña". También asegura que su aspiración para Cataluña no es la independentista, sino "una España federal de verdad", que, a su juicio, estará más próxima si se aprueba el nuevo Estatuto.

En la ponencia del Estatuto ha defendido las propuestas elaboradas por el Instituto de Estudios Autonómicos (IEA), hasta ganarse por ello las pullas de algún ponente, que le calificaba como "albacea" del director del IEA, Carles Viver Pi-Sunyer.

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