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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Misterio fatal

A veces en la televisión ocurren cosas imprevisibles. El jueves, en ese experimento de La 2 llamado Carta blanca, el locuaz psicomago Alejandro Jodorowsky invitó a la filósofa Beatriz Preciado. Preciado lidera una corriente de pensamiento contrasexual que, desde una revisión radical del feminismo, aboga por la multiplicidad de géneros. En un momento de la charla, ella y Jodorowski se untaron los brazos con gel de testosterona. Era una manera de subrayar la docilidad con la que las mujeres ingieren estrógenos (a través de los anticonceptivos) y limitan su horizonte existencial. Pero la testosterona untada tiene otras aplicaciones menos militantes y más prácticas. Lo dijo Preciado: "Es una hormona muy sexual, que te pone como una moto". El programa tuvo, además, otro aliciente. Jodorowsky invitó a su hijo cantante, conocido como Adanowsky. El padre quiso expiar algunos pecados paterno-filiales pero era demasiado tarde: Adán ya era un hombre y su camino estaba marcado por un interesante estilo, a medio camino entre el rock melódico y el delirio cabaretero (una mezcla de Mink DeVille, Pedro Infante y Boris Vian). Una de las canciones que cantó, titulada Estoy mal, incluye versos de una profunda ironía tragicómica: "Estoy mal / Me han cortado las dos piernas, Dios se ha muerto / Estoy mal. Infinitamente mal. / ¿Y por qué? Es un misterio fatal".

La noticia de que Dios ha muerto no afecta a otras zonas de la parrilla. Ayer, en Últimas palabras (La 2), el obispo Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, fue entrevistado por María Ángeles Fernández. Habló del alto al fuego de ETA. "Nos apuntamos a la esperanza de la paz", dijo. Más tarde, sus espirituales palabras contrastaban con la terrenal batería de anuncios en los que, con la agresividad propia de un género que convierte el consumo en espectáculo, se publicitaban coches tuneados de juguete y exóticas muñequitas disfrazadas de actrices de Bollywood. Moraleja: estamos infinitamente mal pero podríamos estar peor.

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