Un portugués muere en Huelva abatido a balazos en la calle
La víctima, de 35 años, tenía la cabeza rapada y recibió entre tres y seis disparos
Un hombre de 35 años fue asesinado en Huelva la madrugada de ayer a causa de varios impactos de bala. El fallecido, del que no ha trascendido su nombre, era de nacionalidad portuguesa, aunque nacido en Houston (Estados Unidos), según informó la Subdelegación del Gobierno en Huelva.
Los hechos ocurrieron hacia las 2.30 del domingo, según relataron algunos vecinos de la calle Calaña, junto a la antigua cárcel provincial de Huelva, en la barriada de Fuentepiña. Varios residentes confirmaron haber escuchado disparos, entre tres y seis según los testimonios, que algunos tomaron por detonación de cohetes.
La calle donde se produjo el suceso es un espacio tranquilo de casas bajas donde cualquier ruido puede llamar la atención. Después del tiroteo, uno de los vecinos llamó a la Policía local. Otro vecino, pasados unos 10 minutos, se acercó a la víctima. "Soy cazador y sé cómo suenan los disparos. Le habían metido tres tiros y yo creo que ya estaba muerto. Estaba muy quieto. Tenía la cabeza rapada, vestía ropa negra y tenía tatuajes. A su lado había un cuchillo de unos 30 centímetros y unas llaves", señaló el vecino, que pidió mantener el anonimato. "Me preocupa que sea un tema de bandas", aclaró.
En el lugar de los hechos aún quedaban ayer huellas de lo sucedido. Un rastro de sangre recorría la calle. Y en un remolque aparcado, una pegatina del Cuerpo Nacional de Policía indicaba el lugar del impacto de una de las balas y su diámetro. Otro de los proyectiles fue recogido por agentes de la policía nacional, de los bajos de otro automóvil estacionado en la misma calle, horas después del suceso.
El levantamiento del cadáver fue ordenado por el juez hacia las cinco de la mañana del domingo. La autopsia estaba prevista para ayer. Las primeras pesquisas, que dirigen agentes de la Policía Nacional y la Policía Científica, se han encaminado hacia el círculo de amistades del fallecido y se baraja la posibilidad de que el asesinato sea consecuencia de un ajuste de cuentas. Algunos de los vecinos afirmaban que, en medio del tiroteo, habían oído voces y gritos y luego más tiros "como si lo remataran".
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