El enojoso arte de reestructurar plantillas
Los planes de acompañamiento social contribuyen a la disminución de afectados por las regulaciones de empleo
En el primer trimestre de este año, el número de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo (ERE) disminuyó en España un 36,65%, consolidando la tendencia de los últimos años. Expertos reunidos en Madrid atribuyen este hecho a la fortaleza de la economía y a la bondad de los planes de acompañamiento social, que en numerosos casos acaban por minimizar el alcance de reestructuraciones de plantilla ya iniciadas, un fenómeno cada vez más frecuente en el mundo debido, según el Observatorio Europeo de las Reestructuraciones, a la necesidad de adaptarse a la globalización y a la internacionalización de la competencia y los mercados.
Sebastián de Erice recomienda a las empresas que no olviden los costes ocultos de la reestructuración y que aborden la "retención del talento"
Parmalat España anunció la pasada semana el cierre de dos de sus sietes fábricas, la de Alicante y Burgos, donde da trabajo a 99 personas. Por esas mismas fechas, el Banco Sabadell, tras hacer pública la compra del Urquijo, dio a conocer un ajuste de plantilla que afectará a 340 empleados. Son sólo dos ejemplos recientes de reestructuraciones de plantilla, un fenómeno cada vez más frecuente en el mundo debido, según el Observatorio Europeo de las Reestructuraciones, dependiente de la UE, a la necesidad de adaptarse a la globalización y a la internacionalización de la competencia y los mercados.
La Fundación para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, de la que forma parte dicho observatorio, reúne en sus bases de datos una lista de 75 reestructuraciones de plantilla en empresas españolas de más de cien trabajadores entre 2005 y lo que va de 2006. Los casos con más afectados son, de mayor a menor, los de RTVE, ADIF, Iberia, Renfe, Ono, Altadis y Seat. Pese a todo, la fortaleza de la economía española parece capaz de contener el número de reestructuraciones.
Según el Boletín de Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo, entre enero y marzo de este año, la cantidad de afectados por expedientes de regulación de empleo fue de 11.768 personas, un 36,65% menos respecto al mismo periodo del año anterior, porcentaje que, según los expertos reunidos esta semana en el seminario Cómo organizar y positivizar los procesos de reestructuración de plantillas, consolida la tendencia de los dos últimos años.
Planes sociales
La jornada, organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y la consultora Mercer, sirvió para establecer otra de las causas de esta disminución: la bondad de una parte de los planes de acompañamiento social puestos en marcha por las empresas envueltas en reestructuraciones de plantilla. Según Salvador López, representante de la federación de industria textil, química y afines de CC OO, son estos planes -que contemplan recolocaciones internas en otras firmas del grupo, prejubilaciones, movilidad geográfica y funcional, outplacement (recolocaciones en otras compañías), indemnizaciones y demás acciones de disminución del impacto de un ERE- los que han evitado en numerosos casos que prosperase la reestructuración prevista en sus términos iniciales.
"Si además las empresas hicieran buenos planes de comunicación, aún bajaría más el número de expedientes de regulación de empleo", sostiene López, incidiendo en uno de los aspectos clave debatidos en el seminario. Para Jordi Carreté, consultor de Mercer, el diseño de un buen plan de comunicación disipa los recelos que inevitablemente acompañan a un expediente de regulación. Entre sus recomendaciones, la elaboración de "un mapa de públicos" a los que debe dirigirse dicho plan, ya que cada uno de ellos tiene necesidades diferentes. En un primer círculo sitúa a los empleados, sus familiares (principales difusores de información hacia el exterior), accionistas y directivos. En el segundo, a los consumidores, proveedores, clientes y la administración local. En el tercero, al resto de administraciones, la competencia y las organizaciones gremiales. Más allá, la opinión pública general, receptora de todo tipo de especulaciones. Para aplacar éstas, aconseja la designación de un comité de crisis, encargado de transmitir los mensajes durante el proceso y de controlar los rumores infundados. También propone a las empresas que aprovechen el canal de Internet (e-mail, Intranet...) para tener constantemente al día a los empleados y recoger sus opiniones.
"Si no hay una buena y constante comunicación interna, la intoxicación es facilísima", confirma Sergio Aragón, director de Recursos Humanos de Reno de Medicis, la antigua y legendaria Papelera Española ahora en manos italianas. Aragón ha tenido que pilotar recientemente el cierre de una fábrica en El Prat (Barcelona), con 300 trabajadores afectados.
Luis Sebastián de Erice, consultor de Mercer, recomienda a las empresas que emprenden reestructuraciones laborales que no olviden sus "costes ocultos", por lo que propone abordar siempre la retención del talento. Para ello, a la hora de elaborar la lista de bajas aconseja identificar los puestos de trabajo críticos, por la escasez de especialistas en el mercado y por el impacto que tendría en la compañía el no poder cubrirlos adecuadamente, e identificar también el potencial de futuro de cada empleado.
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