Un sindicato policial afirma que a los senegaleses no se les informó de su destino
El secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, aseguró ayer que el traslado a Senegal del último avión que llevaba inmigrantes irregulares para ser repatriados se hizo con "un escrupuloso respeto a los derechos humanos" por parte de los agentes que viajaban en dicho vuelo. Si no se informó a los irregulares de su destino final fue para evitar que se produjese "una situación de violencia" que pudiera poner "en riesgo el vuelo y la integridad física de todos sus ocupantes", añadió.
Sánchez Fornet defendió la conducta de los policías que, a su juicio, fue la correcta teniendo en cuenta que, en la actualidad, "no existe un protocolo de actuación policial que explique cómo devolver a un ciudadano que se opone y que está dispuesto incluso a tirarse del avión".
Asimismo, afirmó que, según la información que le han trasladado sus compañeros, el viaje fue "tranquilo", sin que se produjese ningún tipo de incidencia y "por supuesto, sin ningún caso de tortura ni malos tratos". Según los testimonios de esos agentes, "la situación se complicó en el momento del desembarco".
En este sentido, el secretario general del SUP explicó que, cuando los irregulares se dieron cuenta del lugar en el que se encontraban, "protestaron contra las autoridades senegalesas y se negaron a subir a los autobuses que les esperaban en la pista de aterrizaje, pero en ningún caso hubo problemas con los agentes que efectuaron el traslado". En su opinión, la queja del Gobierno senegalés es "injustificada" y obedece a que pretende renegociar el acuerdo que firmó con España en materia de inmigración y repatriaciones.
Por otra parte, el grupo de inmigrantes repatriados desde las islas Canarias rechazó el plan que les presentó su Gobierno para retornar a la agricultura y pidió visados para volver a España."Este proyecto no es nuestra ambición, lo que queremos es volver a salir", declaró Abou Kane, uno de los portavoces de los repatriados. "Nuestros padres han perdido todo para permitirnos viajar. La agricultura del país no marcha y el Gobierno se permite proponernos un retorno a la agricultura mientras el maní de los campesinos se pudre en el medio rural", declaró Kane, que pagó unos 1.200 euros por el viaje. Mientras el ministro de Agricultura senegalés, Farba Senghor, abandonaba el edificio, Abou Kane gritó: "Devolvednos a España o matadnos".
Los jóvenes expulsados de España amenazaron con dirigirse al Palacio de la República para reunirse con el jefe del Estado, Abdoulaye Wade. Algunos tomaron las calles y se enfrentaron con la Policía.
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