Pla invita a los valencianos a ser protagonistas de su futuro y a rechazar el llanto permanente
El comité nacional del PSPV aclama a su secretario general como candidato a la Generalitat
El comité nacional del PSPV aclamó ayer a Joan Ignasi Pla como candidato de los socialistas a la presidencia de la Generalitat en un acto de afirmación interna desconocido hace tiempo. Pla invitó a los valencianos a reivindicar su orgullo de pueblo y asumir las riendas de su futuro frente al espíritu que destila el equipo que ocupa el Palau de la Generalitat, "un llanto permanente", que atribuye todos sus problemas a factores ajenos. "¿Puede estar el presidente de la Generalitat tres años sin hablar con los presidentes de Cataluña, de Aragón, de Castilla-La Mancha?", se preguntó Pla para ilustrar la situación. "La Comunidad Valenciana y sus problemas están por encima de los complejos de su presidente", sentenció.
"La Comunidad Valenciana está por encima de los complejos de su presidente"
Apenas una semana después de que el PP aclamara a Francisco Camps como candidato a la presidencia de la Generalitat, el Comité Nacional del PSPV ratificó la elección sin rival de Pla por 232 votos a favor sobre 239 para plantarle cara el año que viene.
Pla se estrenó con un discurso sin papeles que combinó referencias personales con símiles deportivos, apeló al orgullo de pueblo en las dos acepciones de la palabra y tocó la fibra de los miembros del Comité Nacional -"la vanguardia del partido"- que aplaudieron a rabiar y le obligaron a descender de la tribuna a repartir saludos y abrazos entre compañeros.
Pla arrancó: "Vamos a marcar la agenda con un destino, llevar de nuevo un gobierno socialista a la Generalitat, y no es un deseo, es una convicción trabajada y construida con el aval de la tarea que muchos socialistas hacen en sus pueblos". Luego se presentó: "Yo soy uno más, soy de un pueblo donde no se ha conseguido nada sin trabajo, donde la gente es exigente, hasta cabezota, donde lo más valioso es la palabra, y no puedo concebir la vida sin compromiso". Y explicó: "La política para mí es un compromiso ético, no quiero ser presidente para enriquecerme, como otros, sino para que la gente se sienta orgullosa de su pueblo".
El candidato socialista trazó el resto de su intervención sobre una situación real que vivió hace unos días, cuando un veterano le pidió que explicara por qué debía votar a los socialistas en lugar de votar al PP. Pla le ofreció tres razones: "Nosotros miramos al futuro y no al pasado, no miraremos a los fueros, no somos conservadores, creemos en la innovación y podemos mucho más de lo que ha conseguido la derecha". El primer argumento le permitió hacer un agrio repaso de las últimas tres legislaturas: "Doce años de espaldas a la Universidad"; "la industria valenciana abandonada a su suerte"; "somos conocidos en toda España como los que más hemos favorecido, alentado y consentido el urbanismo depredador y tenemos que cambiar el motor por un motor ecológico".
En segundo lugar, Pla apeló al compromiso de los socialistas con las personas. "Hablan mucho de la Ciudad de la Luz, del trasvase, del Papa, ¡de los rascacielos de Calatrava!, hasta de la Ciudad de la Euforia, pero no de los enfermos de Alzheimer, de los jóvenes que no pueden emanciparse, de las mujeres condenadas a ser soporte de unos y de otros". El candidato socialista invocó "un gran revolcón" y apostó por "ser los mejores de España en atención a los enfermos en cuatro años: eso sí es ser los primeros".
En tercer lugar, diálogo. "Les iría mucho mejor si se portaran bien con el Gobierno de Madrid, si trabajaran codo con codo, cuando tengamos razones, exigir con firmeza, pero no poner trabas por sistema". "No creo en la política acomplejada", siguió, "respeto sí, pero no somos menos que nadie, los valencianos somos un pueblo demasiado orgulloso como para estar en un llanto permanente".
Pla remató el discurso con un cuarto argumento que no esgrimió ante el veterano que le interpelaba hace unos días: la confianza. "El PP ha consolidado una política que nos hace dependientes, que nos resta autonomía, que nos quita fuerza, que atribuye todos los problemas a causas exteriores". Pero la confianza tiene una segunda vertiente: "Que los ciudadanos tengan la garantía de que nadie está en política para otra cosa que no sea el servicio público".
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