Atrapados entre dos fuegos en el 'triángulo suní'
Desde las semanas posteriores a la toma de Bagdad, Ramadi, Faluya y Haditha, tres ciudades del triángulo suní situadas en la provincia de Al Anbar, han sido los lugares más conflictivos de Irak. Se trata de un territorio que nunca han llegado a controlar totalmente las fuerzas de EE UU y por el que han pasado diferentes cuerpos del Ejército hasta que el Pentágono decidió enviar a los marines, una fuerza de élite.
Las ofensivas estadounidenses se han desarrollado, con escaso éxito, y casi siempre los combates han tenido lugar en zonas urbanas. Los civiles se han encontrado siempre entre dos fuegos: las tropas de EE UU y los insurgentes. Esta semana, unas 50 familias (en torno a 300 personas) abandonaron el centro de Ramadi para refugiarse en los alrededores de la capital de la provincia de Al Anbar cuando vieron que francotiradores de los marines comenzaban a apostarse en los tejados. Temían quedar atrapados en una nueva ofensiva.
"No podemos quedarnos. Las fuerzas de EE UU han comenzado a segmentar la ciudad y a apostar francotiradores", dijo a la agencia Reuters Abu Omar, uno de los residentes. Con las tropas estadounidenses acuarteladas y sometidas a un constante hostigamiento, la ley del más fuerte rige en las calles, dominadas por los insurgentes que imponen una versión ultraconservadora del islam similar a la de los talibanes.
En agosto de 2005, un periodista iraquí de The Guardian consiguió colarse en Haditha, de 90.000 habitantes. "Ni las fuerzas del Gobierno, ni los estadounidenses entran en este bastión insurgente", aseguraba el informador, que logró quedarse tres días en una ciudad en la que reinaba la interpretación más radical de la ley islámica. Así arrancaba la crónica: "Las decapitaciones tienen lugar en el puente que está a la entrada de Haditha. Siempre se reúne una pequeña multitud para contemplar la ejecución, que es grabada en DVD en una cinta que está disponible en el mercado la misma tarde".
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