El arte de Chirino y el de Rueda se cruzan en la catedral de Burgos
La exposición continúa el proyecto iniciado en 2005 con Carmen Calvo y Miquel Navarro
Hace un año, y con el objetivo de recuperar la relación histórica de los artistas y la Iglesia, la catedral de Burgos comenzó un programa inédito dedicado al arte contemporáneo. Carmen Calvo y Miquel Navarro fueron los dos artistas que inauguraron el proyecto, patrocinado por Caja de Burgos. Hoy se abre la segunda gran exposición, que permanecerá hasta el 3 septiembre, con piezas inéditas de Martín Chirino y Gerardo Rueda. Cruces y vidrieras, hierro y luz, que muestran la fuerte vocación espiritual de ambos artistas.
Comisariada por Rafael Sierra, la exposición Siglo XXI, arte en la catedral pretende devolver -dentro de uno de los monumentos clave del gótico español- el vigor contemporáneo al arte religioso y así plantear un nuevo cruce entre dos formas de espiritualidad: el arte y la religión. "Se trata de recuperar temas iconográficos de la iglesia de la mano de artistas contemporáneos", explica Sierra. "Nos interesan artistas con una trayectoria consolidada y que además sean artistas que han apostado por la belleza".
Si hace un año Carmen Calvo y Miquel Navarro trabajaron el retablo (dos piezas de gran tamaño que permanecen en la catedral de Burgos), ahora Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925) y Gerardo Rueda (Madrid, 1926-1996) se incorporan al proyecto. Cruces de hierro forjado realizadas expresamente para la catedral por el artista canario y cuatro vidrieras inéditas de Rueda materializadas ahora a partir de sus bocetos. Autor de las vidrieras de la catedral de Cuenca, Rueda (del que este año se conmemora el décimo aniversario de su muerte con una exposición retrospectiva en el IVAM) dejó una serie de cuatro bocetos titulados Perfiles, siluetas y límites (1990-1991) que, con el permiso de su heredero, José Luis Rueda, se han construido para exhibirse en una de las alas del claustro bajo de la catedral de Burgos. Además, se han instalado seis de sus collages de cerillas, "auténticos retablos en miniatura", señala Sierra, junto a una bellísima colección de 30 objetos de arte religioso -tallas, cerámicas, reliquias...- reunidos por él a lo largo de su vida ("Rueda era un coleccionista compulsivo, muy refinado, que creó su propio museo imaginario") y que se exhiben públicamente por primera vez.
La relación de Chirino y la religión no es nueva. En los años cincuenta, el artista canario exploró y estudió el campo de la imaginería religiosa, realizando algunas obras escultóricas, que posteriormente han sido ubicadas en las fachadas de iglesias canarias y en capillas particulares.
Para la sala abovedada del claustro bajo la catedral, Chirino propone una cruz de gran tamaño frente a otras de pequeño formato. Además, en el patio gótico del templo se instalará una gran pieza titulada Árbol de luz y sombra que representa el árbol de la vida. "Le encargamos cinco piezas, pero finalmente hizo ocho; es un trabajo entusiasta y emocionado", señala el comisario.
Babelia
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