Cepsa reanuda el baile accionarial
Santander y Total ultiman la salida a su conflicto en una petrolera carente de crudo y de tamaño
Cepsa, que incrementó en un 44% su beneficio bruto en 2005, lo ha visto caer un 2% en el primer trimestre. El precio del crudo y los márgenes de refino afectan más a sus resultados que las incertidumbres que plantea el litigio entre sus dos mayores dueños y la persistencia de sus problemas de fondo: es una petrolera casi sin crudo y con un tamaño muy escaso en el negocio de los hidrocarburos.
La mejor baza de Cepsa en este momento, al margen del refino y de la petroquímica, es el segundo gasoducto entre Argelia y España
Lleva invirtiendo mucho dinero en exploración en los últimos años, pero compra a terceros aún la mayor parte del crudo para sus refinerías
De los tres problemas que impiden un cambio de calado en la estrategia o en la gestión que sigue Cepsa desde hace lustros, el más inmediato y coyuntural es el divorcio no consumado entre sus dos mayores propietarios. El reciente laudo parcial del Tribunal de la Haya en el contencioso accionarial que arrastran desde 2003 el Banco Santander y Total no ha despejado aún el futuro control de la petrolera, aunque los dos contendientes se afanan ahora, así se lo comunicaron el jueves a la CNMV, en llegar a un acuerdo.
La decisión arbitral, que supone la práctica disolución de la sociedad instrumental Somaen-2 (19,9% del banco, 8,3% del grupo francés y un 4,9% de Unión Fenosa), que controla el 32% de la petrolera, se prevé en todo caso un proceso largo, según ha reconocido este mes el presidente de Cepsa, Carlos Pérez de Bricio.
El laudo parcial, que obliga al Santander a otorgar a Total una opción de compra sobre el 4,35% de Cepsa, deja temporalmente irresueltos algunos flecos, como el pago de las costas del juicio, y plantea dudas sobre la obligación o no posterior de lanzar una OPA, y también sobre su conveniencia, por parte del grupo francés.
La CNMV tiene que decidir si el hecho de que Total recupere el 8,31% que tiene en Somaen-2 supone un aumento de su participación o sólo una mera reorganización de ésta. En el primer caso, y de acuerdo con la legislación, tendría que presentar una OPA; pero lo más probable es que la CNMV acepte la segunda interpretación.
Más difícil de resolver son sus problemas estructurales de falta de crudo y de tamaño para competir con las grandes multinacionales en el negocio de exploración y explotación de hidrocarburos. Cepsa, que ha obtenido en los últimos días un permiso de exploración por cinco años en Egipto, en South Alamein, compra a terceros la mayor parte del crudo para sus refinerías y para su petroquímica.
Lleva invirtiendo mucho dinero en los últimos años, y compartiendo proyectos con su socio Total y con otras compañías, en especial con la estatal argelina Sonatrach, pero los resultados están aún lejos de sus necesidades. Opera en Argelia dos yacimientos en colaboración con Sonatrach, SKF y Ourhoud, y otros dos con Total, Timimoun y Béchar. En Egipto está presente desde el año pasado con una participación del 25% en el bloque North Bahrein, que comparte con la italiana ENI. Opera directamente en Colombia, en la exploración de los bloques, y explota en España el campo marino Casablanca, frente a Tarragona.
En el primer trimestre, con un precio medio del barril brent de 61,75 dólares y un tipo de cambio entre el dólar y el euro que ha pasado en un año de 1,31 a 1,20, el precio medio del crudo para Cepsa se incrementó en un 42%. La producción de sus yacimientos argelinos aumentó de 12,7 millones en 2005 a 13,3 millones. "A pesar de este aumento", señalan en la petrolera, "los mayores precios del crudo han conducido a una reducción de la cantidad del mismo atribuible a Cepsa, que ha pasado de 3,3 millones de barriles en 2005 a 2,2 millones en 2006". Es una consecuencia de los contratos de reparto de producción que suscribe Argelia con las petroleras.
La mejor baza de Cepsa hoy, al margen del refino y la petroquímica, es el segundo gasoducto entre Argelia y España que promueve desde hace años con Sonatrach y que entrará en servicio a final de 2008. Tres compañías (Iberdrola, Cepsa y Endesa) han suscrito ya contratos de suministro de grandes cantidades de gas durante 20 años por este gaseoducto.
El tercer problema, la dimensión, puede reducirse o agravarse en función de la reestructuración final de su accionariado tras la previsible salida del Santander. Su futuro, en cualquier caso, está hipotecado a la decisión que tome su mayor accionista, Total. Unión Fenosa, antes vinculada al Santander pero ahora en manos de ACS, podría incrementar su participación en Cepsa. Total, Sonatrach y la eléctrica comparten hoy, además, muchos negocios e intereses con Cepsa y son ejes estratégicos en el diseño de su futuro.
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