Sin novedades
Las cifras de la contabilidad nacional del primer trimestre publicadas por el INE el miércoles apenas aportaron sorpresas en cuanto al crecimiento de nuestra economía y de sus diferentes sectores y agregados. El PIB aumentó un 0,8% respecto al trimestre precedente (3,3% en tasa anualizada), lo mismo que había aumentado en el primer trimestre del pasado año, por lo que la tasa interanual se mantuvo en el 3,5% (gráfico izquierdo). La noticia es que no hay noticias, todo sigue más o menos igual (y que dure, dirán muchos).
El aumento trimestral resulta una décima inferior al que se produjo en el trimestre anterior, de lo cual han querido ver algunos el inicio de la fase de desaceleración que los analistas de la coyuntura estamos prediciendo basándonos en que el patrón de crecimiento de los últimos años no puede mantenerse a medio y largo plazo, por generar desequilibrios que tarde o temprano deberán corregirse. La verdad es que, al margen de esta décima de menos -a la que, dada la provisionalidad de esta primera estimación, debería dársele poca importancia-, no hay señales de desaceleración. Al revés, con los indicadores en la mano, el INE bien podría haber publicado un crecimiento una o dos décimas superior (recuérdese que la contabilidad nacional no es una contabilidad más o menos exacta, como la de las empresas, sino estadística). Por el lado de la oferta, los indicadores de la industria muestran una aceleración mayor que la que ha dado el INE al valor añadido del sector, y lo mismo puede decirse de los de la construcción. A este respecto, sorprende que el segmento de construcción no residencial se desacelere, cuando ahora y en lo que queda de aquí a las próximas elecciones municipales y autonómicas la obra pública está en plena efervescencia. Por el lado de la demanda también sorprende que la fuerte recuperación de las exportaciones de bienes (gráfico central) no se haya traducido en una mejora sustancial de la aportación del saldo exterior al crecimiento del PIB. La razón, según las cifras contables, es que las exportaciones de servicios turísticos han caído fuertemente, un 8,7% interanual en términos reales. Puede que la información que le pasan al INE desde el Banco de España sobre este punto conduzca a esta cifra, pero yo no me la acabo de creer ni los representantes del sector. Si ello fuera así, el empleo del sector se habría resentido notablemente, y éste no es el caso. Sin esta caída, la aportación del saldo exterior habría mejorado cuatro décimas porcentuales.
Las exportaciones de servicios turísticos han caído fuertemente, un 8,7% interanual en términos reales
No quiero que estos comentarios se entiendan como una desautorización a las cifras publicadas por el INE. Los contables nacionales trabajan con los datos de base de que disponen, que en España, y en general en toda Europa, dejan mucho que desear. Con ellos componen el puzle de la contabilidad nacional, y luego los analistas intentamos sacarles sentido y coherencia económica, según el criterio de cada cual.
En otros frentes (gráfico derecho), las cosas tampoco han cambiado significativamente. Se mantienen el elevado ritmo de crecimiento del empleo y el perezoso avance de la productividad; la moderación de los costes laborales por unidad producida (2,3% de aumento), a pesar de lo cual la inflación, medida por el deflactor del PIB, sigue por las nubes (4,3% en tasa interanual), engordando los beneficios de las empresas; y el creciente déficit por cuenta corriente, que en este trimestre, desfavorable estacionalmente para este saldo, ya ha alcanzado los dos dígitos (-10,2% del PIB). Quizá sea ésta la anécdota más destacable.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.