El PNV reitera que la normalización del País Vasco pasa por reconocer el derecho de autodeterminación
El PNV reiteró ayer que su posición ante la normalización política vasca pasa "inexorablemente por el reconocimiento del pueblo vasco y de su derecho a la libre determinación, así como por el ejercicio pactado de dicho derecho". En una declaración de principios aprobada el viernes por la asamblea nacional del partido, su máximo órgano entre congresos, y dada a conocer ayer en un comunicado, la formación que preside Josu Jon Imaz se felicita de que, una vez más, se haya reconocido y ejercitado el derecho de autodeterminación dentro de Europa en el caso de Montenegro. Este ejemplo le hace constatar que, lejos de tratarse de una reivindicación partidista, supone "un derecho democrático que asiste a todos los pueblos", como ya sostuvo también el Gobierno vasco el pasado martes, dos días después del referéndum en la ex república yugoslava.
La asamblea peneuvista considera que el derecho de autodeterminación y su ejercicio son un "instrumento válido y democrático". Y recalca que "hoy en Europa es posible resolver problemas de carácter político dando la palabra al pueblo".
El PNV recuerda que el derecho de autodeterminación del pueblo vasco ya fue proclamado por el Parlamento autónomo el 15 de febrero de 1990. Añade que se compromete a trabajar para "materializar" ese derecho por el que "inexorablemente" pasa la normalización política de Euskadi, en un reconocimiento claro a la exigencia de consulta popular que incluye el plan Ibarretxe. Igualmente vuelve a hacer suyo este proyecto y cita su aprobación en el Parlamento vasco en diciembre de 2004, aunque omite su rechazo mayoritario en el Congreso dos meses despúes.
Finalmente, la asamblea del PNV proclama que el ejercicio de ese derecho debe ser "pactado" de acuerdo a los compromisos que adquirió el partido en el documento doctrinal en el que fijó su postura ante el proceso de paz, aprobado por su ejecutiva el pasado 10 de octubre. En él, la formación encabezada por Imaz se compromete a que el acuerdo para el futuro marco político-jurídico que represente la normalización tenga mayor adhesión que la que obtuvo el Estatuto de Gernika, un dato que avala el ánimo pactista con el que pretende reconstruir la convivencia perdida.
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