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EXPOSICIONES

El Instituto Italiano de Cultura se abre a la escultura luminosa de Federica Marangoni

Luis Doncel

Federica Marangoni rescató de un libro de fotografías la imagen de unos berlineses intentando abandonar el paraíso comunista escondidos en un rodillo que se utiliza en las obras. Su escultura Freiheit, que reproduce este rodillo envuelto con una luz de neón naranja, es el particular homenaje de la artista italiana a la libertad. Esta obra forma parte de la exposición Los lugares de la utopía, con la que el Instituto Italiano de Cultura pretende recuperar el papel de difusor cultural que desempeñó en otras épocas y que, en los últimos años, había descuidado en favor de su vertiente académica.

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La veneciana Marangoni se encontraba ayer ultimando los detalles del arco iris que ha instalado en el patio del Instituto. "Parece que ha caído aquí dentro, como un meteorito", confiesa la artista orgullosa al comprobar que las dimensiones de la escultura se ajustan perfectamente al espacio elegido para esta obra, en cuya base aparecen decenas de cristales de Murano -material presente en toda la obra de Marangoni- con los colores del arco iris, a juego con su colgante.

La muestra Los lugares de la utopía, que se puede visitar hasta el 30 de septiembre, reúne obras de la escultora que van desde los años ochenta hasta la actualidad. "Esta retrospectiva habla de los temas que me han preocupado siempre: la pasión, la vida, la intolerancia...". Precisamente Intolerancia es el nombre de la última instalación del recorrido: un collage con 100 imágenes que los periódicos han publicado sobre los hechos más trágicos de los últimos decenios, desde la guerra de Vietnam hasta el 11-M en Madrid. Enfrente, un alambre -"la cosa más horrorosa del mundo", según la autora- con una luz de neón roja que simboliza la violencia.

El primer 'top-manta'

"Es un genio". Angelo Pantaleoni, director en funciones del instituto, que recibe en su despacho a la escultora cantando el aria Là cidarem la mano del Don Giovanni, de Mozart, se muestra exultante con la retrospectiva de Marangoni. "Después de los últimos años, en los que la negligencia y la falta de presupuestos hizo que esta casa olvidara su papel de dinamizador cultural, ahora nos hemos empeñado en rehabilitar espacios de este edificio que estaban cerrados y dedicarlos al arte", explica Pantaleoni. Y, en su opinión, la exposición inaugurada ayer es un ejemplo de esta nueva política: "Los lugares de la utopía de los que habla Marangoni son nuestros salones".

El director del Instituto, abierto en Madrid en 1939, se emociona al rememorar la actividad que el organismo encargado de divulgar la lengua y cultura italiana llevó a cabo durante los años más grises y pacatos de la dictadura franquista. "Aquí creamos el top-manta de los años cincuenta", bromea mientras enseña el magnetófono de bobina abierta con el que se hicieron más de 1.000 copias de óperas italianas para distribuirlas gratuitamente por centros académicos de toda España. También grababan lecturas de clásicos, como la que realizó el actor Vittorio Gassman de La divina comedia, de Dante. "Era una actividad al límite de la legalidad", reconoce Pantaleoni. "Pero gracias a que nosotros nos colocáramos en el linde de la ley, mucha gente tuvo acceso a óperas que de otro modo no habrían conocido", recalca.

Además, en los salones del Instituto que, según su director, es "el más bello del mundo", se estrenaron películas italianas imposibles de ver en otra parte, como Ocho y medio, de Federico Fellini o Roma ciudad abierta, de Roberto Rossellini. "El gran Luis García Berlanga dijo que se enamoró del cine en el salón del Instituto donde se proyectaban estas películas", cuenta Pantaleoni.

En su pasión por recuperar las estancias del edificio situado en el número 86 de la calle Mayor, el Instituto que dirige Pantaleoni ha organizado un ciclo gratuito de las 32 sonatas para piano de Beethoven, interpretadas por el joven Christian Leotta. "La última vez que se hizo algo parecido fue hace 15 años", dice el director, que se muestra encantado con el éxito del recital: "El pasado día de san Isidro, hubo gente que se quedó en la calle; eso demuestra que los españoles no quieren sólo fútbol y toros", asevera. Los interesados todavía podrán presenciar los próximos días 29 de mayo y 1 de junio a las ocho de la tarde el virtuosismo del joven pianista, que recibió del ex presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, la medalla al mérito artístico.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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