Una falsa alarma obliga a la policía a cerrar el recinto del Capitolio
Una falsa alarma provocada por unos supuestos disparos sembró ayer la inquietud en el recinto del Capitolio, sede del Congreso estadounidense, y obligó a la policía a cerrar momentáneamente dos de los edificios. "Los sonidos estridentes pudieron haber sido provocados por los trabajos que se llevan a cabo en uno de los ascensores", explicó la sargento Kimberly Schneider, portavoz de la policía especial del Capitolio.
En concreto, podría tratarse de un martillo neumático que utilizaba uno de los mecánicos, y que fue tomado por detonaciones. La alarma saltó por la mañana en el edificio Rayburn, donde se encuentran las oficinas de los congresistas. La policía recibió una llamada telefónica a las 10.45 (las 16.45 hora peninsular española), advirtiendo de los presuntos disparos en el estacionamiento del inmueble.
El despliegue comenzó de inmediato. Agentes armados registraron el edificio puerta por puerta, "al viejo estilo", en palabras de la portavoz Schneider, mientras miembros del FBI, del cuerpo de seguridad del Capitolio y de otros servicios policiales trataban de identificar a las personas presentes en el lugar. El presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara, Peter Hoekstra, que tenía una comparecencia, explicó a los parlamentarios lo sucedido y les pidió que se quedaran en su sitio.
La zona alrededor del Rayburn permaneció acordonada hasta las 15.30, cuando los agentes anunciaron que habían acabado su rastreo. Varias ambulancias llegaron hasta el lugar, como medida de precaución. La única víctima fue una mujer tuvo un ataque nervioso y fue evacuada del edificio en camilla.
