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Los responsables del escándalo Enron, culpables de fraude y engaño

El fundador y el ex primer ejecutivo se enfrentan a penas de 45 y 275 años de cárcel

Kenneth Lay, fundador de la eléctrica Enron, y Jeffrey Skilling, su antiguo consejero delegado, fueron considerados ayer sin compasión culpables por los engaños, el fraude y la trama conspirativa que llevaron al colapso de la compañía en diciembre de 2001. Los dos podrían pasar el resto de sus vidas en prisión, cuando se dicte sentencia el 11 de septiembre. El veredicto del jurado popular que examinó el caso Enron en Houston (Tejas), símbolo de la era de los escándalos corporativos, supone una dulce victoria para el Departamento de Justicia de EE UU en el combate de los crímenes de cuello blanco.

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La decisión fue unánime y llegó antes de lo anticipado. Al jurado -integrado por ocho mujeres y cuatro hombres- le llevó tan sólo seis rondas de deliberaciones, la primera y la última de media jornada, para consensuar su opinión. La rapidez de la conclusión creó sorpresa en un caso de tanta complejidad, que contó con los testimonios de más de medio centenar de testigos a los que les llevó 15 semanas prestar testimonio. Esto hizo pensar que la decisión favorecería a los acusados, que se enfrentaban a 45 años y 275 años de cárcel.

Kenneth Lay hacía frente a un total de seis cargos por orquestar el fraude en la eléctrica. Jeffrey Skilling, a 28. El jurado, sin embargo, optó por la mano dura, y sin compasión consideró que Lay era culpable de todos los delitos que pedía la fiscalía. Skilling fue declarado culpable de 19. El ex consejero delegado de Enron se libró de nueve de los 10 cargos relacionados con información privilegiada.

El juez Sim Lake debe fijar ahora las penas que se aplicarán contra cada uno de ellos. La sentencia está prevista para el 11 de septiembre, el día del quinto aniversario del atentado contra las Torres Gemelas.

Skilling, de 52 años, no ocultó su decepción por el resultado, "pero así es como funciona el sistema". Su abogado, Daniel Petrocelli, reiteró ante la prensa la inocencia de su cliente y dijo que este veredicto no cambiará su punto de vista. "El jurado lo ha visto de una manera diferente", lamentó, a la vez que puso en evidencia que era un "momento muy difícil". Aun así, advirtió de que apelará la decisión "con vigor" y que la lucha por preservar la inocencia de su cliente "sólo ha empezado". Lay, de 64 años, dejó el tribunal tres horas después de oír el veredicto y de rezar con su familia.

Victoria para los accionistas

"El mensaje es simple", dijo Paul McNully, del Departamento de Justicia, "nadie está al margen de la ley, ni siquiera sus principales ejecutivos". Para McNully, "este tipo de veredictos nos anima a seguir combatiendo la corrupción allí donde surja". El presidente de la comisión del mercado de valores estadounidense (SEC), Christopher Cox, dijo que se trata "de una victoria para los accionistas y empleados de Enron, y para preservar la integridad del mercado de capitales". Sean Berkowitz, director de la Enron Task Force, dijo que "el sistema funciona".

Skilling y Lay correrán la misma suerte que Bernard Ebbers, condenado el año pasado a 25 años de cárcel por el fraude en WorldCom.

Ése es el referente que tiene el juez para fijar la sentencia. Hasta la fecha, una treintena de individuos han sido procesados por los crímenes de cuello blanco que afloraron en Enron, entre ellos, el antiguo director financiero del grupo, Andrew Fastow, condenado a 10 años de cárcel. Lay sufrió, además, un segundo varapalo en Houston, al ser considerado ayer culpable en el juicio paralelo por fraude bancario, por lo que podría ser condenado a un máximo de 120 años de cárcel.

Se pone así fin a cinco años de investigación. El juicio contra la cúpula de Enron era el más importante de los escándalos corporativos juzgados en EE UU y era clave para forjar la credibilidad del Gobierno estadounidense en su lucha contra el fraude. Las irregularidades contables destapadas en diciembre de 2001 en la eléctrica desataron una crisis de confianza sin precedentes en Wall Street, que se vio agravada pocos meses después por el fraude en WorldCom o los abusos de los ejecutivos en la tecnológica Tyco, por no dejar de citar las irregularidades en HealthSouth y Adelphia Communications.

Esta oleada de escándalos obligó a las autoridades reguladoras en ambas orillas del Atlántico a revisar sus normas contables y de buen gobierno corporativo, para evitar que casos similares volvieran a repetirse. La quiebra de Enron dejó en la calle a 6.000 empleados y arrastró hasta su desaparición a la que fuera la mayor firma auditora del mundo, Arthur Andersen. Enron tenía entonces un capital de mercado de 68.000 millones de dólares, que perdió de la noche a la mañana junto a 2.600 millones en fondos para la jubilación.

Jeff Skilling abandona el tribunal tras escuchar el veredicto del jurado.
Jeff Skilling abandona el tribunal tras escuchar el veredicto del jurado.AP

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