El realizador Grojo rueda un cuento coral de soñadores solitarios
Edu Soto, Bárbara Goenaga y Federico Luppi protagonizan 'La luna en botella'
En una noche de luna llena se procura agarrar el negro manto de estrellas, esto es, el cielo, por sus cuatro esquinas más alejadas. Se tira con fuerza y se unen dentro del cuello de una botella de cristal; todo el contenido, incluida la luna caerá dentro de un frasco.
Este es sólo uno de los varios métodos, trucos, planes o recetas, tácticas y transplantes que propone Grojo, el director y guionista de La luna en botella. Y hasta ahora sólo cortometrajista. "Mi primer corto estuvo nominado a los Goya y el segundo fue seleccionado para Berlín, y pensé que lo del largo ya estaba hecho, pero no fue así. Me ha costado cuatro años y pico levantar el proyecto y ya estaba a punto de tirar la toalla", asegura Grojo.
"Son mil historias de soñadores que se limitan a esperar", asegura Grojo
La luna en botella son mil historias en una, un cuento coral de soñadores solitarios y desencantados que se limitan a esperar que cambie su suerte. Y todos sus anhelos se reúnen en el Café Rossignol, el cruce de caminos de los múltiples personajes del largometraje.
"Todos ellos son personas cotidianas que tienen problemas, para ellos, insalvables. Sin embargo, desde fuera, vemos que ni ellos son los únicos que tienen problemas ni son para tanto", explica Grojo.
Poner punto final, o incluso seguido, a sus problemas puede ser tan difícil como meter la luna en una botella, pero el que no lo intente pecará de cobarde.
Y es que el mensaje es optimista. "Al final si luchas podrás conseguir lo que quieres, si te resignas, todo seguirá igual", dice el director novel.
Intentan encerrar a la luna en una botella, Edu Soto -el televisivo Neng-, Bárbara Goenaga, Federico Luppi o Dominique Pinon, entre otros.
"Es una peli muy coral, hay todo tipo de personajes, así que si no te gusta uno, puedes identificarte con otro", cuenta Edu Soto.
Él interpreta a un escritor frustrado -"o sea, un negro"- que no tiene las agallas para cambiar su situación.
"Me enganchó el guión, explica cosas muy cotidianas de una forma muy especial. Además, en ningún tipo ponía que tuviera que hacer reír". Aunque probablemente lo hará. "A mí no me ha costado nada deshacerme del papel de El Neng o del notario, espero que al espectador le cueste lo mismo", matiza Soto.
Le servirá en bandeja las agallas la camarera del café. "Al final es el amor quien le empuja", dice Soto.
"A Bárbara la había visto antes en una serie y se van a enamorar todos de ella, Dominique trabajó en mi primer corto y lo meto en todo lo que hago, al final me voy creando amigos en todas las cosas que hago", sonríe Grojo.
La luna en botella se ha rodado en Madrid, Guadalajara y Londres. Aunque una buena parte de ella son los interiores, sobre todo el del Café Rossignol. "Y ha quedado muy bien, a los vecinos del barrio les da pena que lo desmontemos, les gustaba tener un sitio así", comentan. Así el café recuperará su estado original, explica César Macarrón, artífice de la transformación del local, que era una tienda de lámparas y cerrajería. Ahora un caballo asoma de una de las paredes, pequeñas mesas que se multiplican, en definitiva, un verdadero ambiente de "café acogedor" donde a los clientes no les importa demasiado que su tiempo pase.
Y es que, además. Grojo adelanta que "visualmente se sale un poco de lo que hemos visto hasta ahora".
La película está ahora en post-producción y, probablemente, -"si todo va bien", dicen- se estrenará en 2007. Y puede que algunos consigan meter la luna en la botella.
Babelia
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