_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Miss Euskal Herria

Cabe preguntarse si no estamos demasiado ensimismados en El Proceso, agotándonos en nuestros titánicos intentos de desentrañar los vericuetos de la Mesa (de Partidos), nuestra vocación montenegrina, las admoniciones del buen Arnaldo y las indignaciones lehendakariles. Cierto es que vivimos un momento histórico y que las generaciones venideras nos juzgarán por el siguiente gran paso hacia nuestra libertad nacional, pero de tanto regodearnos en los prodigios futuros vamos dejando oportunidades para afirmar nuestra voluntad de pueblo en resurrección.

No como los catalanes, que han cogido breada y nos sacan ya una vuelta de ventaja en el despliegue de su nacionalidad, quién lo iba a decir. ¿No produce sana envidia el último logro de la catalanidad, esa iniciativa briosa, de las que transfiguran a un pueblo? En verdad, asombra la noticia: el pasado 14 de mayo se consumó la elección de Miss Nació Catalana (y de Míster Nació Catalana), así como suena. Ganó una chica de Reus.

Estos (los catalanes) no se andan con chiquitas. ¡Miss Nació Catalana, nada menos! Narran las crónicas que hubo representantes (nois y noies) de las 41 comarcas catalanas, reflejando así la composición de aquella admirada nación. Confían que en el futuro se incorporen los Países Catalanes que, por las desdichas históricas, no están en la territorialidad.

Ha organizado el concurso una empresa privada, formada para la ocasión, aunque confían que para el año que viene sea institucional. Es de suponer, pues asistieron los de CiU, PSC y ERC, y con entusiasmo. Otrosí: alegan los organizadores que la gesta ha sido posible gracias a que se ha incluido lo de Nación en el Estatut, aunque quizás ni hacía falta tal estímulo. Pero lo que convierte la hazaña en un espejo en el que mirarnos son las condiciones que se exigían para participar. Mayormente, "tener raíces catalanas". Lo de la raigambre suele ser etéreo y no siempre mensurable, pero se suponía que Miss Nació Catalana sabría catalán, y eso ya es otra cosa.

Cuando desde las tierras vascas se contemplan tan bellos ejemplos, la pregunta surge espontánea. ¿Por qué nosotros no, qué le pasa a nuestro tripartito que no impulsa empresas trascendentes como la descrita? El modelo ya existe, y parece serio. Como allí, lo de las "raíces vascas" puede resultar vidrioso -quizás valdrían los criterios por los que el Athletic puede fichar sus jugadores, aunque a veces parecen laxos-, pero lo de platicar en euskera resulta definitivo. Lógicamente, no se organizaría el concurso por comarcas, que no forman parte de nuestra tradición vernácula, sino por Herrialdes. Incluso podrían venir desde la diáspora, si demuestran raíces e idioma. ¿Se imaginan ustedes la transmisión por la ETB del desfile de las bellas vascas y bellos vascos llegados de todos los continentes a Gernika, pongamos por ejemplo, y la elección de Miss Euskal Herria? También podría llamarse Miss Pueblo Vasco con identidad, pero en los asuntos delicados mejor no traducir. Miss Euskal Herria, definitivamente.

No se piense que la iniciativa en cuestión resulta autista. Todo lo contrario. Tiene profundas consecuencias internacionales. Miss Nació Catalana ha sido ya admitida a los concursos Miss Latina, que se celebrará en México, Miss Turismo Mundial (Sudáfrica), Miss Intercontinental (China) y Miss Turismo Europeo (Turquía), acontecimientos que paralizan a la humanidad. Miss Euskal Herria no debería ir a que le eligieran Miss Latina (sólo faltaba), pero ¿no sería hermoso oír euskera en Pekín, El Cabo o Estambul, en un foro mundial?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Moraleja: los caminos de la construcción nacional son diversos, así que no deberíamos concentrarnos tanto en la única vía que el Plan nos propone y la Mesa nos augura. Antes la soberanía la representaban la moneda, el ejército, esas cosas. Ahora, ya no. En el mundo posmoderno hay nuevos símbolos de la nacionalidad. Nuestra trilogía, que colmaría las ansias de buena parte de los vascos, podría ser: un lehendakari, una miss, una selección de fútbol. Iba a añadir, también, un representante en el festival de Eurovisión, pero tras verlo no estoy seguro. Al festival van moldavos, lituanos, fineses..., y cantan en inglés. Hasta los rusos, que han debido de olvidar el idioma soviético. Mejor ni mezclarse con pueblos sin identidad.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_