El Ejército mata por error a diez policías antidroga cerca de Cali
Las autoridades colombianas anunciaron ayer la apertura de una investigación para aclarar la muerte de 10 policías y un civil en un enfrentamiento, en principio por error, con una patrulla del Ejército en una zona rural del municipio de Jamundí, cerca de Cali, al suroeste de Colombia. Los agentes formaban parte de un grupo de élite de la Dirección de Investigaciones Judiciales de la Policía (Dijin), cuyo director, el general Óscar Naranjo, afirmó ayer que tenían un historial intachable. El civil fallecido era un informante conocido por el alias de Pan Dulce.
Nadie se explicaba ayer cómo y por qué el Ejército había disparado contra el grupo de policías que en esos momentos actuaban de incógnito en una operación contra el narcotráfico. Cerca de la zona donde ocurrieron las muertes suele actuar el Frente 30 de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el comando urbano Manuel Cepeda Vargas, de esta misma organización, así como el Frente Luis Carlos Cárdenas, del también izquierdista Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El comandante del Ejército, general Mario Montoya, dijo que los 17 soldados que dispararon contra los agentes llevaban 24 horas peinando la zona porque tenían información de los servicios secretos de la presencia de guerrilleros. "Los soldados no tendieron una emboscada al grupo, sólo reaccionaron ante la presencia de presuntos enemigos", declaró Montoya, quien además aseguró que el Ejército no había sido informado de esta operación policial.
Versiones opuestas
Por su parte, el general Naranjo aseguró que los policías fallecidos estaban debidamente identificados con un uniforme especial y que en el momento en que realizaban la operación antidroga ya no trabajaban de incógnito. "Cuando estas unidades especiales van a realizar un procedimiento a campo abierto, se recurre a un uniforme que consiste básicamente en una chaqueta de identificación policial y una gorra que también identifica a la institución", señaló Naranjo. El episodio es el más grave de los producidos por fuego amigo entre miembros del Ejército y la policía en la historia reciente de Colombia.
"Muy grave, muy grave", fue la calificación que el presidente Álvaro Uribe dio al incidente. "Hay que aclarar bien lo que sucedió. No vamos a tener un segundo Guaitanilla", agregó, refiriéndose a un polémico caso que enfrentó a la policía y al Ejército en marzo de 2004.
En aquella ocasión, siete policías y cuatro civiles murieron en una operación de los militares en Guaitanilla, en la provincia de Nariño, al sur del país. La justicia absolvió a los soldados después de que las investigaciones demostraran que los agentes habían sido abatidos cuando se disponían a robar un alijo de cocaína.
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