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Reportaje:

23 clavos para 'Barbaro'

El mejor caballo del mundo sobrevive a una compleja operación

Barbaro, el mejor caballo pura sangre de los últimos 60 años, reposa inmovilizado. No se entera de nada. Transpira sedantes. No siente las articulaciones. Por sus venas, espesando la sangre, circulan antibióticos, anticoagulantes para el corazón y antiinflamatorios. El sábado, cuando corría a más de 60 kilómetros por hora, se fracturó por tres sitios la pata trasera derecha. Un día después yacía en un quirófano del Hospital Kennett Square, de Pensilvania. La operación duró cuatro horas. Le reconstruyeron la articulación insertándole a lo largo del hueso 23 clavos. Tras la intervención le trasladaron hasta su cuadra sujeto por un cable metálico que rodaba fijado por un raíl al techo. En las paredes del centro veterinario, una pintada: Te queremos, Barbaro.

El cirujano, Dean Richardson, confesó que nunca había visto una combinación de roturas de esas características, abiertas, en un animal. "Siempre los sacrifican en la pista de carreras, al momento de producirse la lesión", explica Mauri Delcher, entrenador español que perdió a Tate Dancer hace no mucho en circunstancias no muy distintas. Pero Tate Dancer no tenía un valor estimado de 12 millones de euros como semental. Y Barbaro, de tres años y ganador de la prueba más prestigiosa del mundo, el Derby de Kentucky, sí. En activo su precio se acercaba a los 25 millones. Su seguro de vida se reduce a ocho.

"Espero que al menos sirva para cubrir yeguas", ha dicho Michael Metz, el preparador del caballo, cuyos dueños son un ex jugador de béisbol, Roy Jackson, y su mujer, Gretchen. "Es una barbaridad lo que han hecho. Ahora el animal no se entera de nada porque está drogado, pero es imposible mantenerle en esos niveles de medicación y cuando bajen las dosis va a tener unos dolores insoportables", insiste Delcher. "El asunto es el dinero. Lo mantienen para seguir rentabilizándolo. Es demasiado bueno para dejarlo morir", concluye el entrenador español.

Juan Rodríguez, veterinario del hipódromo de La Zarzuela, no está de acuerdo con Delcher. "Hay que intentarlo todo para que puede reproducirse cuando se trata de un caballo fuera de serie como es Barbaro, que hasta el nombre lo dice", afirma con convicción Rodríguez, que prosigue su argumentación apelando a los propios deseos del animal: "La vida es dura, pero él también preferiría sufrir un poco a morir si pudiese dar su opinión". El veterinario lamenta que en el hipódromo madrileño se sacrificasen dos caballos con métodos eugenésicos el pasado domingo, el mismo día en que Barbaro fue intervenido en Estados Unidos.

"Ya come alfalfa y se mueve un poco por sí mismo", comenta el cuidador del caballo, que cruza los dedos y expresa su convicción de que "vivirá". Sin embargo, hasta que pasen unos 21 días no se podrá considerar que esté fuera de peligro.

Barbaro se rompió la pata en la segunda ronda de la triple corona en Preakness Stakes, Pimlico, Baltimore. La lesión se agravó considerablemente porque el caballo se negó a pararse cuando su jockey, Edgar Prado, "notó que le pasaba algo raro". El jinete intentó detener al animal, que "con toda la adrenalina desbocada por el momento" siguió corriendo.

El caballo fue introducido en una piscina poco después de la operación en la Universidad de Pensilvania. En la foto de abajo,
El caballo fue introducido en una piscina poco después de la operación en la Universidad de Pensilvania. En la foto de abajo,AP
Imagen de la radiografía de la pata tras su operación.
Imagen de la radiografía de la pata tras su operación.EFE

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