Alemania sufre un aumento de los ataques de la ultraderecha
El número de delitos violentos con trasfondo ultraderechista en la totalidad de Alemania aumentó en 2005 un 23,5%, según informaron ayer en Berlín los responsables del servicio secreto interior y el Ministerio del Interior alemanes. De los 958 delitos con violencia registrados, hubo dos intentos de asesinato, frente a los seis que se produjeron en 2004. Los delitos violentos de la extrema izquierda aumentaron de 273 a 449.
De "muy preocupante" calificó el ministro del Interior alemán, Wolfgang Schäuble, el aumento del 27%, hasta 15.360, de los delitos con trasfondo ultraderechista, entre los que se incluyen la utilización de insignias nazis o la negación del Holocausto. El Instituto Federal para la Protección de la Constitución (servicio secreto interior alemán) tiene conocimiento de que las organizaciones de extrema derecha aprovecharán el Mundial de Fútbol para difundir su ideario.
El número de ultraderechistas descendió a 39.000 (2004: 40.700), según el informe presentado, mientras que el de los ultraderechistas proclives a la violencia aumentó de 10.000 a 10.400 y el de neonazis lo hizo de 3.800 a 4.100. Por el contrario, descendió el número de militantes en partidos de ultraderecha de 23.800 a 21.500. Schäuble se mostró preocupado de que, en los Estados del Este del país, casi el 10% de los votantes varones de entre 18 y 24 años simpatizan con las ideas de la ultraderecha. "Nos tenemos que preguntar por qué en zonas de nuestro país el ideario ultraderechista es tan atractivo para los jóvenes", señaló el democristiano Schäuble. "Tiene que tener que ver con falta de alternativas", concluyó.
Los extranjeros, en la mira
La publicación del informe de 2005 de Protección de la Constitución no pudo ayer ser más oportuno, después de que el debate sobre la violencia contra extranjeros se recrudeciera la semana pasada. El ex portavoz del Gobierno y hoy presidente de una asociación contra la xenofobia, Uwe-Karsten Heye, advirtió a las personas con pieles más oscuras que los alemanes de no ir a ciudades pequeñas y medianas del Este de Alemania por el peligro que corren de no salir de allí con vida.
La advertencia provocó una acalorada discusión sobre la existencia o no de las llamadas no go-areas, zonas a las que un extranjero no debería acercarse por su seguridad. "No hay ninguna zona de la República Federal de Alemania en la que no esté vigente el monopolio de la violencia del Estado", repitió ayer Schäuble.
Cuando aún no se habían silenciado las acusaciones cruzadas de dar por perdidas estas zonas, por un lado, y de ocultar la gravedad de la situación, por el otro, el pasado fin de semana un político berlinés de origen turco acabó en un hospital después del botellazo de unos extremistas que le llamaron "extranjero de mierda".
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