El temor a una desaceleración mundial provoca otra jornada negra en las Bolsas
El Ibex pierde el nivel de los 11.000 puntos y cae el 2,84%, por encima de otras plazas europeas
Los mercados bursátiles de todo el mundo vivieron ayer una nueva jornada de desplomes bursátiles que arrastró al Ibex 35, principal indicador de la Bolsa española, hasta los 10.950,2 puntos, por debajo de los 11.000, tras una caída del 2,84%. El temor a que los bancos centrales de las principales economías se vean obligados a subir los tipos de interés más de lo que se esperaba provocó una huida de los inversores hacia activos que consideran más seguros, como la deuda pública. Los mercados emergentes acusaron ayer especialmente las expectativas de un menor crecimiento económico.
En Madrid, el Ibex 35 perdió el nivel de los 11.000 puntos, que había recuperado el pasado 27 de enero, después de seis años por debajo. En Europa, las principales plazas también se anotaron pérdidas similares. Londres cayó un 2,2%, hasta 5.532,7 puntos, con lo que acabó con las ganancias acumuladas que venía registrando desde principios de año. París cedió un 2,65%; Francfort, un 2,22%, y Milán, un 3,76%.
Al otro lado del Atlántico, en Nueva York, las pérdidas también fueron la tónica desde el inicio de la jornada. El Dow Jones caía un 0,5% a media sesión, el Nasdaq perdía un 1,32% y el Standard & Poor's 500, un 0,66%.
Por el contrario, la deuda pública recibió el flujo de los capitales que están saliendo de las bolsas, y que se reflejó en una caída de las rentabilidades de los bonos a 10 años estadounidenses, alemanes y japoneses de al menos cinco puntos básicos ayer.
Los descensos bursátiles se sintieron ayer con especial incidencia en los mercados emergentes. El banco central chino azuzó ayer la tónica bajista de las bolsas de los países asiáticos y latinoamericanos, al manifestar su intención de endurecer su política monetaria para enfriar el crecimiento económico y controlar la inflación de la mayor economía de Asia. La noticia arrastró a los valores ligados a la extracción y transformación de materias primas.
Las bolsas asiáticas fueron ayer -por la diferencia horaria- las primeras en acusar el actual clima de ventas que afronta la renta variable en todo el mundo. Tokio se anotó una caída del 1,84% en su índice Nikkei hasta 15.857,87 puntos y Hong Kong cayó un 3,11%. La Bolsa surcoreana cayó un 2,46%.
Pero el mayor castigo correspondió a la Bolsa de Bombay, la más importante de India, que registró la mayor caída de su historia en su índice Sensex, que llegó a perder 1.111,7 puntos, o un 10,2%. La negociación hubo de suspenderse durante una hora, pero tras reanudarse la cotización recuperó un 6%, con lo que ese indicador se situó por encima de los 10.500 puntos al final de la jornada.
Los valores latinoamericanos también se vieron golpeados ayer, ya que esos países han encontrado en China un mercado nuevo para sus materias primas en los últimos años. En Madrid, el Latibex, índice que agrupa a las empresas latinoamericanas que cotizan en euros en el parqué madrileño, cedió un 6,4% en la sesión, hasta situarse en 1.834,4 puntos.
Los precios de las materias primas, que desde principio de año venían experimentando ascensos que algunos analistas empezaban a calificar de propios de una burbuja, ya experimentaron la semana pasada un ajuste a la baja. Además de ser necesario para corregir las excesivas subidas de los últimos meses, la perspectiva de una subida de tipos hace anticipar una ralentización de la demanda de materias primas.
La evolución del petróleo desde hace una semana es un buen ejemplo del temor a una aminoración del crecimiento económico. El barril de brent, que el pasado 2 de mayo marcó su máximo histórico al alcanzar los 74,97 dólares, no ha dejado de bajar desde ese nivel. La semana pasada el precio del brent cedió un 5%. Ayer vivió una nueva jornada de descensos que lo llevó por debajo de los 68 dólares por barril -llegó a caer hasta los 67,63 dólares- por primera vez en mes y medio. Hacia el final de la jornada remontaba hasta los 68,35 dólares.
Todo ello se une al clima de prevención que se ha instalado entre los inversores, que temen que los altos precios del petróleo estén empezando a hacer mella ya en la inflación tanto de EE UU como de los países de la zona euro. Ello se ha plasmado en un aumento de las expectativas de que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE) se verán obligados a subir los tipos de interés más de lo que se esperaba hasta ahora.
Preparados para lo peor
Los inversores permanecen atentos esta semana a las próximas cifras que den argumentos para anticipar si los mercados se encuentran en una fase de mera corrección o bien si es preciso prepararse para algo peor: un periodo de ralentización de la economía con inflación al alza, la temida estanflación.
A pesar de los grises augurios que se lanzan desde los mercados, desde otros frentes se siguen sucediendo los mensajes de optimismo. Ayer, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, aseguró en Viena, que la economía mundial mantiene su vigoroso crecimiento, que está "fuerte" y que 2006 será el "cuarto año consecutivo con un crecimiento mayor del 4%".
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