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142.000 nuevos madrileños de pleno derecho

La regularización de extranjeros llega a su última fase con casi 10.000 expedientes por resolver

Oriol Güell

150 países, 171.321 solicitantes, 20.974 recursos de reposición... Las cifras del último proceso de regularización, iniciado por el Gobierno central a finales de 2004, muestran el ingente esfuerzo realizado durante los últimos 18 meses por inmigrantes, abogados, empresarios y funcionarios para normalizar la situación en la Comunidad de Madrid de decenas de miles de extranjeros.

La regularización confiere derechos y deberes a los 142.060 extranjeros regularizados, aunque otros 9.752 más están pendientes de la resolución de los recursos presentados contra el primer rechazo a su solicitud. Ninguno de ellos podrá ya ser explotado en el pantano de la economía sumergida. Tampoco vivirán por más tiempo con la angustia de una posible expulsión de España.

Pero también empezarán a costear, vía IRPF y cuotas de la Seguridad Social, los servicios de los que disfrutan (sanidad, educación, servicios sociales...), como el resto de madrileños. Son, en fin, más de 140.000 nuevos madrileños de pleno derecho.

"Ha sido un enorme esfuerzo de todos los niveles de la Administración, desde el personal administrativo al policial, pero ahora que queda poco podemos estar todos muy satisfechos de cómo ha transcurrido todo", explica Miguel Ángel Rodríguez Villanueva, secretario general de la Delegación del Gobierno en Madrid.

Un total de 171.391 extranjeros de 150 países presentaron su solicitud para regularizar su situación. Los países con mayor presencia han sido los que han protagonizado la última oleada migratoria a nuestro país, con Ecuador, Rumania y Colombia a la cabeza. La larga lista de países de origen de los extranjeros, sin embargo, incluye Estados tan desarrollados económicamente como Noruega (seis regularizados), Suiza (tres) o Estados Unidos (134). Otros suenan a muy lejanos o exóticos: Nueva Zelanda (cinco), Eritrea (dos) o Madagascar, Santa Lucía o Saint Kitty y Nevis (uno cada uno).

La Delegación del Gobierno autorizó en una primera fase 134.159 expedientes y denegó 37.162. Estos rechazos marcaron el inicio de una nueva y laboriosa etapa del proceso: los recursos de reposición presentados por los solicitantes, 20.974 en total. De ellos, 7.901 han sido resueltos favorablemente para el extranjero, 3.321 en contra y el resto aún están pendientes. "Estamos ahora terminando esta segunda fase", explica Rodríguez Villanueva. "Confiamos terminarla en unas semanas y buscando beneficiar, siempre dentro del marco de la ley, al máximo número de personas", añade.

Más de 22.000 extranjeros han visto en peligro su regularización por culpa del empresario que les había ofrecido trabajo. El solicitante cumplía todos los requisitos, pero las deudas o multas pendientes del empleador obligó a la delegación a paralizar el proceso. CC OO ha denunciado reiteradamente la "enorme injusticia" que suponía terminar de este modo con las esperanzas, justo cuando veían la luz al final del túnel, de miles de personas.

Rodríguez Villanueva asegura que "la mayoría de estos casos se ha podido resolver a favor del extranjero, si cumplía todos los requisitos, dándoles tiempo para buscar un nuevo empleador o esperando a que el empresario pagara sus obligaciones".

El sector doméstico, con casi 70.000 solicitudes, es el que más puertas ha abierto a los extranjeros para trabajar en España. Le siguen los sectores escasos de mano de obra española, como la construcción, la hostelería, el comercio o la seguridad privada.

Entre las profesiones elegidas por los solicitantes hay algunas, cuando menos, sorprendentes para tratarse de un empleo en la Comunidad, como los cuatro "marineros de cubierta y asimilados" que incluye el listado de la Delegación del Gobierno. Entre los solicitantes no faltan los médicos (83), farmacéuticos (5), profesores de universidad (17), sacerdotes (1) y "escritores y artistas de la creación" (17).

LISVÁN TEJEDA / Cuba

"Ha sido un proceso largo y complejo"

Lisván Tejeda abandonó su Santa Clara natal (Cuba) en la primavera de 2004. Tenía 22 años y su primer destino fue una facultad de arquitectura en Alemania. Hoy, su vida transcurre entre jornadas laborales en un bar en La Latina, largos paseos por la capital y compras impulsivas. "Es que soy muy consumista", admite.

El proceso de regularización de Lisván terminó en enero de este año, aunque su solicitud no la cursó para trabajar en la hostelería, sino en el sector de la mercadotecnia. "Ha sido un proceso largo y complejo. Tenía la oferta de una empresa que, al final, no pudo contratarme por deudas. Luego surgieron otros imprevistos", explica. El proceso ha sido para él como un camino incierto que "sabes dónde empieza pero no dónde termina".

Se muestra muy contento con su nueva situación legal y de los españoles habla bien, aunque les encuentra "algo brutos y maleducados" en comparación con el tono dulce y suave de sus orígenes caribeños. Para el futuro, espera poder "ahorrar algo y volver a estudiar".

RACHID TILOUH / Marruecos

"Hay empresarios muy bestias"

"En Marruecos no había trabajo y era muy difícil ganar dinero. Por eso vine, pero me encontré con una ciudad muy cara, donde me costó encontrar trabajo y en la que algunos empresarios son muy bestias". Así resume Rachid Tilouh, de 32 años, su peripecia iniciada hace un año y medio en Casablanca y que, tras una estancia de medio año en Italia, de momento le ha llevado a Madrid.

Ahora dice estar "contento y feliz", aunque se sigue quejando de lo caro que resulta vivir en la capital. "Al final, te da la sensación de que con lo que ganas sólo te da para pagar la habitación donde duermes y la comida". "Italia era más barato para vivir", añade.

El proceso de regularización, que para él terminó hace 10 meses, lo recuerda como una larga peregrinación entre ventanillas de la administración, aunque sólo tiene palabras de elogio hacia España y hacia "el Gobierno que ha permitido que nuestro trabajo y esfuerzo sirva para conseguir un futuro mejor para nosotros y nuestras familias".

MIRIAM DELGADO / Ecuador

"Encontré mi primer trabajo en una iglesia"

Miriam Delgado paseaba al mediodía del pasado viernes a Luna -"el perro del señor"- en la plaza de la Cebada. Es uno de los momentos de su jornada laboral, dividida en dos turnos de tres horas en sendas casas privadas, que más le gusta. "Es tranquilo y puedes pasear".

Miriam sonríe cuando se le pregunta por su vida y se muestra feliz y optimista. Pero llegar hasta este punto no ha sido fácil. Su marido llegó a España en 2002 y ella se quedó sola en Manta (ciudad ecuatoriana de la costa del Pacífico) con sus dos hijos. "Mi mamá y mi hermano también estaban en España", recuerda.

Hace tres años ella también decidió dar el salto "a probar suerte". Lo peor fue encontrar su primer trabajo. "Me costó mucho y al final lo encontré en una iglesia, trabajando por horas".

Un empleo le llevó a otro y al final, cuando se abrió el proceso de regularización, trabajaba en dos casas. Son las que le permitieron lograr el permiso de trabajo como empleada discontinua, por su cuenta y en el servicio doméstico.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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