Metrovacesa, al albur de las OPA
Guerra abierta en Bolsa entre el presidente y el mayor accionista del gigante inmobiliario
Si hay alguien bragado en el arte de las guerras societarias, en las sorpresivas tomas de control de grandes grupos a partir de pequeñas compañías o en la defensa numantina (y con éxito hasta ahora) de sus posiciones de control frente a ofertas hostiles de adquisición de acciones (OPA), ése es Joaquín Rivero. El actual presidente de Metrovacesa, a quien ya intentaron mover la silla hace tres años con una OPA hostil los grupos italianos Caltagirone (Quarta) y Marchini (Astrim), afronta estos días una nueva operación de acoso y derribo surgida de sus propias filas.
El primer accionista de Metrovacesa, la familia Sanahuja (tiene un 24,3% de las acciones), se levantó en armas en marzo. Lanzó una OPA, sin avisar al presidente de la inmobiliaria, a un precio de 78,1 euros por acción sobre el 20% del capital, lo que sitúa el importe de la operación en 1.590 millones de euros.
La oferta de Sanahuja puso contra las cuerdas a Rivero, pero ha vuelto a sacarse un as de la manga y a poner a la defensiva al atacante
La OPA puso de nuevo contra las cuerdas a Rivero, pero pasadas unas semanas ha vuelto a sacarse un as de la manga y a poner a la defensiva al atacante. El presidente y otro accionista de la inmobiliaria, el industrial valenciano Bautista Soler, que controlan entre ambos un 12,1% del capital, contraatacaron con una OPA en la que ofrecen 80 euros por título hasta alcanzar un 26% del capital (una operación de 2.100 millones).
Rivero, que asegura que "Metrovacesa cuesta entre 12.000 y 15.000 millones, dependiendo del precio de la acción", ha dejado la pelota en el tejado de los Sanahuja. Para mejorar la OPA la familia debería incrementar del 20% al 26% el porcentaje al que dirige su oferta. Este grupo accionarial aumentaría con ello su participación del 24,3% al 50,3%, lo que les obliga a lanzar una OPA por el 100% del capital, un requisito que multiplicaría el valor de la operación y casi la convertiría en prohibitiva.
"No creo que tengan capacidad financiera para ello", ha declarado Rivero. Según sus cuentas, a los 8.000 millones que vale Metrovacesa en Bolsa habría que sumar el precio de otra OPA sobre la francesa Gecina (la española tiene el 68% de su capital) y presentar avales por créditos que tiene el grupo en Francia por otros 3.000 millones.
Pero los Sanahuja también son un hueso duro de roer y no arrojan fácilmente la toalla. En su filial, Cresa Patrimonial, insisten en que su oferta sigue siendo igual de atractiva y recuerdan que los accionistas pueden acudir a las dos OPA. De hecho, confían en que ésta será la opción mayoritaria, puesto que consideran que si el accionista sólo va a una corre el riesgo de quedarse sin vender tras el obligado prorrateo.
A pesar de que los Sanahuja trataron en un primer momento de mejorar su oferta para disuadir que llegaran nuevas OPA (pretensión rechazada por la CNMV porque llegó media hora después de la contraoferta de Rivero y Soler), posteriormente han descartado seguir pujando por la inmobiliaria a sobre cerrado. Hay otra alternativa para no rebasar el 50% y verse obligados a lanzar una OPA por la totalidad, según algunos expertos. El truco consistiría en que los Sanahuja se desprendan de un 2% de sus participaciones para luego realizar una nueva oferta por el 26% de Metrovacesa.
El estado de la cuestión en esta guerra, en este momento, es el siguiente: la OPA de los Sanahuja, que han denunciado a la CNMV algunas operaciones de la inmobiliaria con su autocartera, está en periodo de aceptación (concluye el 16 de junio); la de Rivero y Soler está pendiente de la autorización de la CNMV, y el consejo de administración de Metrovacesa rechazó el jueves la OPA lanzada por los Sanahuja porque, aunque el precio que ofrece es razonable, genera muchas incertidumbres para el futuro de la inmobiliaria.
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