Abraham Michael Rosenthal, artífice del moderno 'The New York Times'
Ganador del Premio Pulitzer, fue director del diario durante nueve años
Ganador del Premio Pulitzer y director durante nueve años del diario The New York Times, Abraham Michael Rosenthal moría el miércoles en Manhattan a la edad de 84 años. La muerte le llegaba en el hospital Mount Sinai, dos semanas después de sufrir un infarto, según informó uno de sus tres hijos. Director exigente, considerado el artífice del moderno New York Times, Rosenthal, conocido como "Abe", pasó casi toda su vida al servicio del periódico: primero como reportero, donde empezó como colaborador en 1943, más tarde como director, puesto al que llegó en 1977 y finalmente como columnista, tras jubilarse en 1986.
De periodista político a cubrir lugares del mundo como India, Japón, Filipinas, Guinea y Polonia, entre otros muchos. Escribiendo los artículos que la prensa polaca no podía imprimir descubrió un país convulsionado por el régimen comunista. Todo lo que publicó le paso factura: fue expulsado del país. Pero su labor periodística en Varsovia se vio premiada con el premio Pulitzer en 1960.
Canadiense de nacimiento naturalizado estadounidense, Rosenthal creció rodeado de pobreza en el Bronx neoyorquino. Su infancia estuvo marcada por la muerte de su padre y cuatro de sus cinco hermanas y por una enfermedad que le dejó paralizadas las piernas durante un largo año, lo que le obligó a abandonar la enseñanza secundaria para convertirse en un cliente habitual de la caridad. Sus amigos definían su vida como "una continua lucha que tuvo un difícil comienzo", según relataban ayer el propio New York Times. Fue un ferviente discípulo de la democracia estadounidese.
"Entre los periodistas, Abe fue un gigante", declaraba ayer el ex director de Times Arthur Ochs Sulzberger. "Fue un gran jefe que contaba con la lealtad de sus tropas". Bajo la dirección de Rosenthal, el diario de Nueva York publicó los conocidos "Documentos del Pentágono", una historia sobre la secreta implicación que todas las administraciones de EEUU desde la II Guerra Mundial habían tenido en Indochina a la vez que escondían la verdadera dimensión del conflicto, por la que el rotativo ganó en 1972 uno de sus Pulitzer. Sin embargo, el Times llegó a la historia del Watergate tarde y nunca alcanzó a su competidor The Washington Post en la investigación periodística que acabo con la presidencia de Richard Nixon.
En 1986 tuvo que aceptar su retiro forzoso. Y comenzó a escribir una columna dos veces por semana, la primera -6 enero de 1987- y la última -5 noviembre de 1999- comenzaron exactamente igual: "Por favor, lea esta columna". Trece años después, fue dejado fuera del periódico, sin más explicación que la dada por el propietario Arthur Sulzberger Jr: "Ha llegado la hora". Arthur Sulzberger senior le definió como "probablemente el mejo director de periódico de la historia americana moderna". "Queríamo que el periódico llegase a más gente, hacerlo más interesante a más personas pero sin perder su carácter", dijo Rosenthal en una entrevista tras abandonar el diario.
A pesar de ser calificado como un brillante e incisivo director, el carácter de Rosenthal tenía menos seguidores. Para algunos de sus detractores fue un tirano cuyo comportamiento autocrático podía -y en alguna ocasión consiguió- descarrilar prometedoras carreras. R.W. "Johnny" Apple, uno de los mejores periodistas del Times durante 40 años, fue citado en 1999 diciendo: "Puede que Rosenthal no fuera la persona más maravillosa con la que trabajar pero -y este es un gran pero- puede que haya salvado al New York Times". Durante los 17 años que ocupó altos cargos en el diario, Rosenthal transformó The New York Times: aportó luz a sus sobrias páginas, expandió la cobertura de noticias, introdujo nueva producción tecnológica, lanzó una edición nacional y se hizo con nueva publicidad para las páginas a la vez que sumaba decenas de miles de nuevos lectores, el sueño de cualquier director de periódico.
Nacido el 2 de mayo de 1922 en Sault Ste. Marie (Ontario, Canadá), hijo de Harry y Sarah Dickstein Rosenthal, ambos nativos de Bielorrusia, el hijo del trampero y cazador de pieles que emigró a Canadá en la década de 1890 ha muerto a los 84 años.
Le sobreviven su primera mujer, sus tres hijos -uno de ellos, Andrew Rosenthal trabaja en el diario- y cuatro nietos, así como su segunda esposa y una hemana.-
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