"El rectorado es una atalaya privilegiada para las relaciones"
Francisco Toledo se enfrenta el jueves a su reelección como rector de la Universidad Jaume I de Castellón. El anuncio acalló todos los rumores sobre su posible inclusión, como cabeza de lista, en la candidatura del PSPV para la capital de La Plana. No tienen oponente, con lo que las elecciones serán más una consulta que una elección. Sin embargo, sí servirán para baremar el nivel de apoyo con el que sigue contando entre la comunidad universitaria. Quizá por ello, en los últimos días se ha afanado en mantener reuniones y más reuniones con quienes componen los distintos ámbitos universitarios (profesores, alumnos y personal de administración y servicios) con el fin de recopilar sus inquietudes e incorporarlas, en los casos que ha creído conveniente, en su programa de gobierno. El proceso electoral apenas ha levantado interés en la comunidad universitaria, a no ser por la pugna para la elección de decano en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales y la polémica suscitada por una reprobada fiesta organizada por una de las candidaturas de estudiantes.
"Nunca he tenido una propuesta formal para entrar en política. En la universidad todos saben que mi perfil es académico y no político"
Pregunta. ¿Por qué quiere volver a ser rector?
Respuesta. Hice una reflexión hace unos meses para ver si realmente me sentía motivado o no. Si fuera para gestionar una inercia no me presentaría. Si me presento es porque hay un conjunto de personas que confía en mí que me alienta para que me presente y una serie de retos que me motivan e ilusionan. En estos últimos cuatro años, veo que tenemos pendiente una parte de consolidación del campus y, sobre todo, que llevar adelante el reto de armonización europea.
P. ¿Qué ofrece en su programa?
R.Presento los retos a los que nos vamos a enfrentar. Van a ser cuatro años con muchos problemas pero intento dar una lectura optimista. Además, presento un conjunto de acciones que pueden posicionar a esta universidad en una situación incluso mejor de la que está ahora. Son 180 propuestas con las que me comprometo a desarrollar esos retos.
P. ¿Cuál es la principal novedad?
R.Por una parte, el desarrollo de la universidad on line, que es un punto fuerte de la universidad pero ha de serlo más, sobre todo, en el Posgrado, porque los alumnos no disponen de todo el tiempo y la enseñanza no presencial es fundamental. En cuanto a la gestión, el programa incluye cosas llamativas como que los estudiantes se puedan comprar un portátil por un euro al día y que el campus sea Wi-Fi al 100%. Por otra parte está la internacionalización y, aunque creo que podemos estar orgullosos, creo que del 20% que tenemos ahora deberíamos conseguir que todos los estudiantes pudieran hacer una estancia en el extranjero. Creo que es enriquecedor para ellos y muy importante para la universidad tener presencia en el extranjero. Para tener una oferta de Posgrado sostenible en todas las áreas necesitamos atraer gente vía red y gente del extranjero que venga aquí.
P. ¿Cómo se justifica un incremento del número de vicerrectorados?
R.Se ha incrementado en uno porque, básicamente, nos vamos a ver abocados en un trabajo extra de lo que supone el proceso de armonización ya que en dos años se van a tener que transformar todos los planes de estudios de la universidad, aunque es un aliciente también, una motivación.
P. ¿Pesan lo mismo los tres centros como para que haya equilibrio dentro del equipo de gobierno?
R.El peso de cada centro es distinto por profesorado y por estudiantes. Por estudiantes, Humanas y la Escuela de Tecnología están por el estilo y Jurídicas tiene algo menos. Por profesorado, la que más tiene es la Escuela..... Pero creo que lo importante son las sensibilidades diferentes. Somos una universidad diversa, que es una complejidad a la hora de gestionar pero es riqueza. Los temas no son lo mismo, por ejemplo en investigación, para unos que para otros, tienen especifidades muy concretas. Creo que es importante un equipo que tenga personas de todos los ámbitos porque cuando tratas los temas afloran las distintas sensibilidades y distintas visiones de la universidad y, en definitiva, todas son válidas. Más que una cuestión cuantitativa está que pueda haber gente de todos los ámbitos.
P. ¿Por qué no tiene oponente?
R.Habría que preguntar a los otros 56 catedráticos que podrían haberse presentado. No puedo responder con certidumbre pero creo que después de cinco años de gestión intensa, la inmensa mayoría nos califica como positivos, lo que ha contribuido a que no haya un foco de oposición permanente y una candidatura alternativa.
P. ¿Es el rectorado un foco de poder?
R.Yo no siento que lo sea. Sí es cierto que es una atalaya privilegiada para poder hablar y tener un capital relacional muy importante con empresarios, organizaciones no gubernamentales, sindicatos, partidos políticos... con todo el entramado cívico y político, porque la universidad es respetada en todos los ámbitos, tiene una capacidad de transmisión de ideas y ha generado una confianza mutua con muchos interlocutores que a mí me gratifica particularmente. Además, es un agente de primer orden en la transformación de su entorno, vía formación, investigación y vía cultura, pero también con la exteriorización de las opiniones profesionales, no políticas. Yo echo de menos en España que los profesionales expongan sus opiniones en términos profesionales. Los políticos deben respetar eso y no verlo como un posicionamiento político porque no lo es, en la mayoría de los casos. Debemos impulsar que las opiniones técnicas salgan a la opinión pública y luego los políticos son los que deben tomar las decisiones, pero dejándose asesorar.
P. ¿Cree que el mantenerse en el ámbito universitario y haber descartado su paso a la política, tal como se había rumoreado, le va a beneficiar en este proceso?
R.No he tenido nunca una propuesta formal. Ha sido algo que se ha autoalimentado en los medios de comunicación y, posiblemente, alguna razón había para que se autoalimentara. Yo nunca he dicho que sí ni que no. Lo único es que en septiembre dije que me iba a presentar a la reelección y que, para despejar cualquier tipo de duda, los próximos cuatro años pensaba dedicarme a la universidad. Dentro de la universidad todo el mundo tiene claro que mi perfil es académico y no político. No estoy afiliado ni soy simpatizante de ningún partido. Soy dialogante, tolerante y hablo con todas las sensibilidades. Cuando tengo que tener una situación de tensión, la mantengo pero no por ir en ninguna nave. No tiene por qué perjudicar ni beneficiar si se lleva un comportamiento institucional razonable, las instituciones tienen que estar por encima de cualquier polémica.
P. ¿Por qué los alumnos participan tan poco en las elecciones?
R.Creo que no es bueno y en la universidad española se participa poco. Es difícil de entender porque los estudiantes tienen una capacidad importante de influencia en el funcionamiento de la universidad. En la nuestra son el 25% del claustro y supone que, en muchos casos y muchos temas, pueden ser decisorios. En nuestra universidad han venido participando un 10% aproximadamente, que es un porcentaje muy alto porque, por ejemplo, en la Universidad de Valencia ha participado sólo el 3%. Posiblemente no participan porque no ven su capacidad de influencias o no la valoran. También porque la universidad no es capaz de hacer llegar ese mensaje ilusionante de que no sólo están para formarse como profesional y como ciudadano y una parte de eso es participar democráticamente en los órganos de gobierno.
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