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Reportaje:Fútbol | 37ª jornada de Liga

Un pasillo vertiginoso

Aunque se juega el descenso, el Espanyol homenajeará al Barça

Jordi Quixano

Cuando un niño le pide un autógrafo en la ciudad deportiva, Miguel Ángel Lotina se mete en el cuarto de los técnicos para buscar una de esas gorras que encargó al Espanyol con su nombre serigrafiado en el dorso y, así, esbozar la mejor de las sonrisas del chico. Esos detalles del técnico blanquiazul, además de su trabajo diario, de clasificar al equipo dos temporadas seguidas en la UEFA y de conquistar la Copa del Rey recientemente, han hecho que toda la hinchada periquita le profese una admiración tremenda. No así la directiva, que parece dispuesta a no renovarle a final de curso. Algo que puede desbaratar Lotina, quien tampoco pone nada de su parte para continuar. Quizá, ser hombre de club, no levantar la voz cuando ha habido alguna rebelión en el vestuario o fuera de él, le ha perjudicado. "Se vende mejor un entrenador que mira más para sí, que pide fichajes caros, que habla de espectáculo...", conviene. Pero esos pensamientos prefiere desecharlos hasta, por lo menos, acabar el ejercicio. El Espanyol está a dos puntos del descenso y viaja a su estadio más hostil, el Camp Nou, el feudo del Barça.

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A Lotina apenas le preocupa si descansarán Ronaldinho o Deco. "Lo único que variará serán las características individuales de los jugadores, no el sistema o juego del equipo. Y los que salgan, posiblemente, tendrán la motivación de intentar ganarse unos minutos para la próxima final de la Champions", razona Lotina. Y, divertido, añade: "El que seguramente estará es Eto'o, que parece concentrado en que no le arrebaten el pichichi como el año pasado. Habrá que advertir a los centrales....". El técnico, para frenar las acometidas azulgrana, prefiere utilizar un 4-2-3-1 en vez del actual 4-4-2. Pero admite: "Al Barça es complicado jugarle porque si le haces la presión arriba y te rompe la primera línea defensiva te puede arrollar. Y si le esperas muy atrás, acaba comiéndote. Así que intentaremos estar lo más juntos posible para que no tengan espacios y creen esa superioridad en las zonas importantes del campo". Ocupar la medular, tapar la subida de los laterales y cerrar el enganche con los de arriba, es la prioridad de Lotina. "De lo contrario, el partido se nos puede hacer muy largo", advierte. Y lamenta la más que segura ausencia de De la Peña: "En un campo tan ancho, con metros por delante, sus asistencias vendrían bien. Es un jugador distinto y una baja importante porque no tenemos otro futbolista con esas características". Pero pronto recupera la sonrisa: "Este año, en los momentos difíciles, el equipo ha sabido responder a las mil maravillas".

El Espanyol, en el Camp Nou, hará el pasillo a los campeones de Liga -"hay que ser señores; el Barça ha sido el que mejor fútbol ha practicado", reconoce Lotina- mientras se juega su futuro inmediato. "Los chavales saben de la importancia del partido y no creo que les pueda la presión", asegura el técnico. Pero varía el discurso cuando se refiere a su persona: "Tranquilo no he dormido durante todo el año. Pero aguanto bien la presión y me ayuda mucho el cariño de la gente".

Lotina, en un entrenamiento del Espanyol.
Lotina, en un entrenamiento del Espanyol.EFE.

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