'Derby' extremista entre campeones

Aunque el derby reúne hoy al campeón de Liga y al de la Copa, Barcelona y Espanyol afrontan el partido del Camp Nou desde situaciones opuestas. Atrapados entre la celebración del título alcanzado en Balaídos y la final de la Champions a disputar el día 17 en París, los azulgrana aguardan a los blanquiazules en un ambiente más lúdico que deportivo. Nadie puede cuestionar, sin embargo, la competitividad del equipo de Rijkaard, que ha solucionado partidos muy delicados con alineaciones presumiblemente rebajadas por la ausencia de futbolistas como Ronaldinho, que desde el clásico sólo ha jugado dos encuentros (Cádiz y Celta) de competición española. La hinchada barcelonista, por lo demás, pide tralla contra un rival que todavía recuerda con orgullo cómo ayudó a birlarle la Liga de la temporada 1981-82 en favor de la Real Sociedad. La historia asegura igualmente que los duelos entre los equipos catalanes acostumbran a dejar secuelas entre los azulgrana en vigilias de finales continentales. Así que al Espanyol no parece aguardarle una noche cómoda en casa del Barcelona.

Pese a que la victoria del Madrid en Santander ha aliviado sus temores, los blanquiazules están amenazados por el descenso. Necesita sumar puntos el Espanyol en las dos próximas jornadas, y el Camp Nou no es precisamente un campo de garantías para sus aspiraciones. Los españolistas no han ganado un solo partido en la segunda vuelta de la Liga y suman ya 24 años sin vencer en el estadio. La presumible ausencia de Lo Pelat, lesionado, no invita precisamente al optimismo de los periquitos. La delicada situación en la tabla obliga al Espanyol a tomarse muy en serio el partido después de una declaración de deportividad que consistirá en la formación del pasillo a los campeones. Los azulgrana han preparado varios festejos dentro y fuera de la cancha y anuncian para mañana el desfile de una caravana por las calles de Barcelona.

Rijkaard reservará seguramente a algunos titulares con vistas a la Liga de Campeones y dará protagonismo a futbolistas como Larsson y Gabri que han ancunciado prácticamente su despedida del Barça. El sueco regresa a su país y Gabri podría acabar jugando incluso en el Espanyol. "Los blanquiazules sí son un equipo imprevisible", observó el propio Rijkaard cuando se le demandó por la dificultad de dar con el equipo titular que dispondrá hoy en una contienda en que las cuestiones personales -las despedidas se mezclarán con la disputa de Eto'o por el pichichi y Valdés por el zamora- superarán seguramente a las colectivas, en el bando del Barcelona, cuyo capitán, Carles Puyol, recibirá al final del partido el trofeo que le acredita como campeón de Liga de manos del presidente de la federación española, Ángel Maria Villar.

El Espanyol confía en que tanta dispersión amanse a un Barcelona que difícilmente ha tenido contenciosos en el terreno de juego porque juega a ganar y punto.