El ojo y el velo

Lo que ofrece esta muestra, con una variedad de registros que van desde el documentalismo al collage pasando por la escenificación crítica de ciertas representaciones icónicas del mundo árabe ampliamente asentadas en la tradición fotográfica desde el siglo XIX, es una mirada que cuestiona ante todo dichos convencionalismos y se enfrenta sin complejos a las contradicciones culturales de una sociedad heterogénea y conflictiva en la definición de su identidad. En tal sentido, es especialmente acertada la inclusión de algunos artistas que residen fuera de sus países de origen, en Europa y Estados Unidos, pero mantienen una fuerte vinculación con ellos a través de trabajos en los que reflexionan sobre la pertenencia simultánea a una doble cultura, oriental y occidental, y la percepción que se tiene del otro desde ambos lados.

Éste es el caso precisamente de Jananne al Ani (Irak, 1966), una artista con una amplia e interesante trayectoria, que presenta un díptico de gran formato, en blanco y negro (la imagen que ilustra esta crítica). Esta obra condensa varios de los temas que giran en torno al problema de la identidad, especialmente de la mujer, en las sociedades árabes: el fetichismo femenino en la pintura y la fotografía oriental; el velo como símbolo de las sociedades musulmanas, pero que aquí encierra una carga de ambigüedad y complejidad, en la medida en que cuestiona también nuestra condición de espectadores-observadores y nuestro derecho a escrutar al sujeto fotografiado; la dualidad cultural Oriente-Occidente presente en el vestuario y los gestos; y la afirmación de la singularidad del sujeto frente a la representación anónima o colectiva. Algunos de estos aspectos están presentes también en el trabajo de Yasmina Bouziane (Marruecos), una interesante serie de autorretratos que, tomando como referencia los retratos en estudio de principios del siglo XX, parodian y cuestionan la pervivencia del arquetipo orientalista en la representación de la mujer.

Desde una vertiente documental, hay tres trabajos especialmente destacables. La propuesta de Farida Hamak (Argelia, 1950) sobre el muro levantado por Israel, que ahonda en la representación del conflicto a través de las marcas que va dejando en la vida cotidiana, y muestra una realidad que en algunos casos resulta tan surrealista como dramática (visible de modo rotundo en esa imagen de un solitario rebaño de ovejas junto a los bloques de hormigón).

La serie Bajo el mismo cielo, de Randa Shaath (EE UU, 1963), sobre las azoteas de El Cairo y la vida que se desarrolla allí; una obra que muestra la complejidad de la vida urbana, cambia el punto de vista dominante a pie de calle y otorga visibilidad a una realidad alternativa. Y la obra de Jihan Ammar (Irán, 1970), con fotografías de bodas tomadas en Egipto e Irán, una atractiva propuesta que mezcla el estilo íntimo del álbum de familia con el reportaje, y muestra grupos sociales alejados de los estereotipos, de una diversidad cultural que desafía la imagen homogénea y abstracta que a menudo percibimos del mundo árabe.