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Entrevista:Manuel Longares | Escritor

"La riqueza nos lleva a la pérdida de memoria"

Aurora Intxausti

Ha fabulado sobre la burguesía madrileña en Romanticismo y ahora se ha metido de lleno en el mundo de la pobreza para crear Nuestra epopeya (Alfaguara), donde descubre al lector el devenir de unos personajes que en 50 años pasaron de la cartilla de racionamiento a invertir en bolsa, una gente que pasó de la miseria a la opulencia. En la novela transitan policías y ladrones, comunistas, militares, cupletistas y criadas. Hombres y mujeres que formaron parte de la historia de España y han ido quedando olvidados en la medida en que el país se ha ido enriqueciendo. Manuel Longares (Madrid, 1943), premio Nacional de la Crítica 2001 con Romanticismo, muestra en su nueva novela una cartografía de personajes que van cambiando con el paso de los acontecimientos políticos y sociales que transforman el país. De forma lenta pero incesante, "van representando la jerarquía de la historia, del país y de la familia, la jerarquía interna del ser humano que ha de sobrevivir y sobrevive frente a la modificación y la realidad". "En la historia que narro hay dolor, tragedia y miseria, pero creo que la novela es muy vital", apunta el escritor. Nuestra epopeya cuenta la evolución de un grupo de supervivientes de los años cuarenta que se transforma, con el paso del tiempo, en un grupo de consumidores inmersos en la España actual, en definitiva, la historia reciente de este país vista desde la experiencia de sus protagonistas.

"Necesitaba hablar de los pobres, tenía que darles voz, y la mejor manera era con 'Nuestra epopeya"
"En la novela predomina la invención sobre los recuerdos, y eso contribuye a que sea más sólida"
"He querido ahondar en el expresionismo de Valle-Inclán y en el teatro del absurdo"
"La literatura es un ejercicio de memoria a la que se añade la fantasía del escritor"

Con el nuevo libro que empezará a escribir en verano, el autor cerrará un ciclo de narración histórica sobre España. "Cuando acabe la próxima novela indagaré en otro tipo de historias que no tengan nada que ver con la temática en la que he estado inmerso en los últimos años", dice Longares.

Pregunta. Romanticismo tenía tintes galdosianos. En Nuestra epopeya, ¿en qué universo literario ha querido adentrarse?

Respuesta. He querido ahondar en el expresionismo de Ramón María del Valle-Inclán y en el teatro del absurdo, de ahí que los diálogos sean sentencias contundentes. Desde el momento en que los formulo, lo que pretendo es que impacten en el lector, más que darle una información concreta, y por eso tenía que ser capaz de construir frases lapidarias.

P. Indaga en la memoria de un país desmemoriado con una parte de su historia reciente.

R. Sí, la literatura es un ejercicio de memoria al que se añade la fantasía del escritor. Era inevitable que yo escribiera sobre lo que le había ocurrido a una generación en la que los individuos han logrado un bienestar del que carecían, unos hombres y mujeres que pasaron hambre y luego jugaron en la bolsa. Es asimismo la historia de este país, que de miserable se ha convertido en un país próspero, y esa memoria hay que evitar que se pierda, porque es una experiencia enriquecedora. No todas las sociedades consiguen pasar de la pobreza a la riqueza. Y nosotros lo conseguimos.

P. ¿Qué han dejado en el camino los españoles que vivieron la posguerra?

R. Tal vez ilusiones, aunque creo que la generación que vivió después de la Guerra Civil es vitalista porque tuvo que enfrentarse con la vida sin medios ni técnicas. Son gentes, la mayoría de ellos, carentes de educación, que tienen que ir aprendiendo con los golpes que les va dando la vida. Son individuos que no se pueden permitir el desfallecimiento. Son conscientes de que es mejor pasarlo mal que quedarse atrapados en la pobreza.

P. Una vez logrados los sueños, se produce el retorno al lugar de origen. ¿Cree que esto provoca frustración?

R. Sólo a los que reflexionan sobre las cosas a las que aspiraban y lo que finalmente consiguieron. El balance no siempre es positivo. España ha logrado carreteras y se ha convertido en un país relativamente rico. Creo que la riqueza nos hace perder la memoria. Ahora, llegan hasta nuestras tierras hombres y mujeres que proceden del Tercer Mundo en busca de unas condiciones económicas mejores y tratamos de que se alejen de nuestro territorio para no recordar lo que nosotros padecimos. Hemos olvidado que los españoles durante el franquismo emigramos al norte de Europa y que en París pensaban que éramos argelinos. Hemos logrado ser más ricos y también más incultos, intelectualmente somos personas peor formadas. Hemos perdido espontaneidad y logrado mayores cotas de poder. Lo hemos pasado tan mal que huimos de ella porque sabemos que eso significa la muerte. España es hoy un país próspero y libre, pero somos nuevos ricos y nos faltan tres generaciones para lograr el poso que tienen otros países que han vivido en la opulencia antes que nosotros. Debemos recuperar valores como la solidaridad, la aceptación del trabajo, dedicarse a la obra bien hecha o disfrutar de las pequeñas cosas. Nos costará tiempo, pero creo que hacia allí está nuestro camino.

P. ¿A qué se debe ese interés literario en hablar de la pobreza?

R. Necesitaba hablar de los pobres, tenía que darles voz y la mejor manera era construyendo una novela coral en la que la narración y el diálogo se robasen continuamente la palabra. Me ha costado mucho encontrar el tono para lograr lo que yo deseaba, por eso he tardado tiempo en escribirla. Desarrollar la acción ha sido un esfuerzo importante porque es una manera antinatural, un artificio y un reto literario enorme en el que un párrafo no va seguido de otro párrafo, sino de un diálogo.

P. ¿Qué esconden y descubren los personajes de Nuestra epopeya?

R. La estupefacción ante el tiempo que les ha tocado vivir, el recuerdo de la infancia, del aprendizaje. La vida de la corista, del niño ahogado, el latifundista, los fusilamientos, la hija del rojo, la adolescencia de posguerra, la división y el sudor del trabajo, las periferias de una época. En definitiva, los tiempos pasados. A través de los diálogos y de los diferentes acontecimientos que transcurren en la novela se descubre la historia de la gente humilde salida de su pueblo a la capital en busca de una vida mejor, que de allí se traslada al extranjero y que años después regresa con el dinerito que ha hecho, a montar algo en su pueblo.

P. Todos tienen que huir de su lugar de origen para luego volver. ¿Qué encuentran?

R. Adquieren experiencia, sabiduría. Han hecho su vida y han dejado muchas cosas en el camino. Considero que la novela que he escrito es bastante vitalista, no optimista.

P. Escribir sobre la burguesía le llevó al éxito literario.

R. Adentrarse y escribir del mundo de los pobres es menos agradecido. El rico despierta una cierta fascinación en el lector que no la encuentra fácilmente en el pobre porque éste no tiene la aureola literaria del fracaso, no tiene fulgor. Por lo general, son personajes sin demasiada sustancia, son muchos y son iguales. Es verdad que viven tragedias espantosas, pero que nadie quiere vivir porque no se desea lo trágico. Se dice que la pobreza agudiza el ingenio, pero nadie desea ser pobre para que se le ocurran ideas brillantes y prefiere ser rico con un discurso más o menos vacío.

P. Usted vivió esa posguerra trágica en España. ¿Hay algo de autobiográfico en su novela?

R. Considero que predomina la invención sobre los recuerdos, aunque tengo que reconocer que me he apoyado mucho en mi memoria y eso creo que ha contribuido a que la novela sea más sólida.

P. Publicó anteriormente una trilogía con el título La vida de la letra. ¿Cómo será su tercera novela histórica sobre España?

R. Cerraré el ciclo con Inteligencia madrileña. En ella trataré de los intelectuales y la cultura de Madrid desde la República hasta la democracia. Con este nuevo trabajo literario completaré el ciclo que empecé con Romanticismo y que sigue con Nuestra epopeya. Una vez que acabe la novela, que empezaré a escribir durante el verano, trataré de adentrarme en otro tipo de temas, algo que se aleje de estas historias y que me resulte interesante literariamente.

Manuel Longares, ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Manuel Longares, ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.LUIS MAGÁN
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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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