_
_
_
_

Vecinos de Malasaña critican que la policía haya permitido el 'botellón' durante las fiestas

Los residentes se quejan de que el Consistorio no haya respaldado sus iniciativas

A las cinco de la madrugada de ayer, dos grafiteros decoraban con un aerosol rojo la estatua de Daoiz y Velarde en la plaza del Dos de Mayo (Centro). A su alrededor, cientos de personas bebían alcohol; decenas aporreaban tambores. El Ayuntamiento de Madrid permitió los pasados días festivos el botellón en Malasaña porque la Ley de Drogodependencias o ley seca queda congelada "los días de feria, fiestas patronales o similares". Sin embargo, el Consistorio no ha organizado ningún festejo en la zona para conmemorar el Dos de Mayo ni ha apoyado los actos lúdicos propuestos por el vecindario.

El botellón duró hasta el amanecer y congregó en la plaza del Dos de Mayo (distrito de Centro) a cientos de personas, y no sólo la pasada madrugada, "sino todas las noches de los cuatro días de fiestas", según denunciaron los vecinos de Malasaña. "Estoy con Tranquimacid [un tranquilizante]. Llevo cuatro días sin dormir por culpa del ruido de los putos tambores", comentó por la mañana un residente, con visibles ojeras.

Las dos asociaciones de vecinos de Malasaña -el Movimiento Vecinal Maravillas-Malasaña y la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad- denunciaron que hubo botellón el viernes, el sábado, el domingo, el lunes y el martes pasados. Los residentes lo han grabado en vídeo: a las cinco de la mañana, unos chicos cogen un aerosol de color rojo y se dedican a pintar la estatua blanca de los capitanes artilleros Daoiz y Velarde, héroes del levantamiento contra Napoleón en 1808.

Sin embargo, el artículo 30.3 de la Ley regional de Drogodependencias o ley seca -que prohíbe desde verano de 2002 el consumo de alcohol en la calle- sólo autoriza el botellón "los días de feria, fiestas patronales o similares". Es decir, la Policía Municipal tenía que haber permitido el consumo de alcohol en la calle tan sólo el lunes y el martes, pero no todos los días, como denuncian los vecinos.

El olor a orín y a cerveza se hacía notar a mediodía de ayer. En una esquina de la plaza del Dos de Mayo, entre la basura de los restos de las litronas, el Movimiento Vecinal Maravillas-Malasaña organizó, a falta de apoyo municipal, sus propias farras. Fueron modestas: limonada, un concurso de dibujo infantil y actuaciones musicales a cargo de vecinos del barrio. "Hemos hecho una reivindicación lúdica. Tenemos derecho a celebrar nuestras propias fiestas al igual que hacen los vecinos de otros barrios como Lavapiés o Chueca. Todos pagamos los mismos impuestos", reivindicó José Manuel Loranca, miembro del movimiento vecinal.

Los vecinos se quejaron de que el Ayuntamiento no les ha apoyado a la hora de organizar sus farras pero sí que ha permitido en cambio estos días el botellón. "No tiene ni pies ni cabeza. Es una vergüenza. Hemos tenido a cientos de personas bebiendo en la calle hasta las siete de la mañana y encima nos quedamos sin fiestas", denunciaron Manuel Gambarte y Carlos Priego, representantes de las dos asociaciones de vecinos mayoritarias.

Fuentes municipales señalaron la semana pasada que en Malasaña no iba a haber fiestas esta primavera "porque desde el año pasado lo organiza todo la Comunidad de Madrid y decidió trasladarlas a otros lugares". El año pasado tampoco hubo actos en la plaza del Dos de Mayo. En esa ocasión el Ayuntamiento de Madrid argumentó que había vecinos que se habían quejado "del ruido de los conciertos".

La Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad también solicitó el pasado marzo apoyo municipal para organizar distintos actos lúdicos. Y también obtuvo el no por respuesta. "Nos dijeron desde la Junta de Centro que no tenían presupuesto, que no podían hacer nada", explicaron Carlos Priego e Isabel Rodríguez, portavoces de dicha asociación.

Los residentes decidieron entonces simplemente organizar una comida para el día 2 de mayo en la plaza del mismo nombre. "La idea era que cada vecino bajara un plato de comida y se compartiera", explicaron Priego y Rodríguez. Pero cuando solicitaron de nuevo permiso de las autoridades municipales, recibieron la siguiente notificación de la Policía Municipal: "En relación a su nota de servicio interior, sobre autorización para comida en la plaza del Dos de Mayo el próximo día 2 de mayo, le informo de que dicha autorización va a ocasionar una situación difícilmente reconducible en lo referente a evitar el consumo de alcohol en la vía pública en una plaza y en un día especialmente emblemáticos".

"Nos advierten de que la comida puede dar lugar a botellón y permiten en cambio el botellón por la noche. ¿Hay alguien que lo entienda?", denunciaron los afectados. Al final, la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad decidió no convocar la comida bajo su nombre, sino que cada residente bajase a la calle "de manera espontánea". "No sea que encima nos ganemos una multa", concluyeron los portavoces vecinales.

Un espacio en extinción

Malasaña, espacio en extinción, rezaba en la camiseta negra de un grupo de chicos que ayer participaron en la fiesta alternativa organizada por los vecinos de la plaza del Dos de Mayo.

"Hemos organizado las fiestas principalmente con las aportaciones de los vecinos y algunas subvenciones", explicó Manuel Gambarte, del Movimiento Vecinal Maravillas-Malasaña.

La convocatoria vecinal consiguió reunir a un centenar de personas alrededor de un lema: En Malasaña, muévete por tu barrio y su futuro. El colombiano Carlos Mena se acercó con su hija de cuatro años, a la que sentó en el suelo para que participara con otros niños en un concurso de dibujo. "Venimos todos los años, sé que tradicionalmente se celebran cosas aquí", explicó Mena, que no tenía ni idea de que este año los actos lúdicos en la plaza del Dos de Mayo los organizaban los propios residentes: "Ah, no sabía, creía que lo hacía el Ayuntamiento. Pues me parece muy mal que no apoye esto".

En otra esquina de la plaza, Pepa Vázquez, una visitante del barrio, observaba con "pena y nostalgia" el panorama. "Está muy bien lo que han organizado los vecinos. Pero el ambiente... no es lo que era", explicó esta mujer. Al echar la vista atrás, recordó las fiestas "de la movida, las de antes de la borrachera". "No es que me acuerde de ningún concierto en concreto, sino del ambiente, los puestos, la noche...". "Luego, con el botellón la cosa degeneró y supongo que eso es lo que ha llevado a esto", contó, mientras señalaba con el dedo las modestas farras de ayer.

A su alrededor, los niños continuaban pintando en el suelo y unas mujeres servían limonada en barreños. Un par de grupos musicales amenizó la plaza desde el mediodía hasta las tres de la tarde. Los de la charanga Desvío Provisional aprovecharon la actualidad y se vistieron de operarios de cualquiera de las obras que saturan la capital.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_