La Feria de Abril arranca en medio de fuertes críticas a la gestión de la FECAC

La Feria de Abril de Cataluña, que se celebra hasta el 7 de mayo en la plaza del Fórum de Barcelona, arrancó ayer de una forma inusual: con sol y calor. Pero ni por esas se ha librado el evento de la lluvia y a la FECAC, la entidad organizadora, le ha caído este año un chaparrón de críticas desde diversos flancos. Acusan a la entidad andalucista de trato de favor, de inflar la cifra de asistentes, de escasa transparencia en las cuentas y, en general, de irregularidades en la gestión de una fiesta que la Administración financia en parte con una aportación de 350.000 euros.

El cuestionamiento de la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña (FECAC) viene de lejos. Pero este año, coincidiendo con una feria que gana en dimensiones y se abre a nuevas propuestas, las críticas han arreciado. La rebelión empezó por un grupo de vendedores agrupados bajo el nombre de Asociación para la Defensa de los Derechos del Feriante de Cataluña. Su portavoz, María Rosa, denunció "tratos de favor" en la adjudicación de los espacios y operaciones económicas "opacas" en el cobro; por ejemplo, la inexistencia de facturas para acreditar la adquisición de un espacio en el ferial.

El presidente de la entidad organizadora, Francisco García Prieto, rechazó las denuncias y añadió que la citada asociación representa "a una minoría del 2% de los feriantes", lo que, a su juicio, es suficiente como para no escucharles. "La mayoría del sector está con la FECAC; ¿tengo que perder mi tiempo con un 2% que está descontento?", se preguntó en una entrevista que concedió recientemente al programa La nit al dia, de TV-3.

Los feriantes pidieron "amparo" a través de una carta dirigida tanto al alcalde de Barcelona, Joan Clos, como a los grupos municipales del Ayuntamiento de Barcelona. No han sido los únicos que este año se han dirigido al consistorio, la Administración que más dinero aporta a la organización del evento: 130.000 euros. También Els Altres Andalusos (plataforma crítica con el modelo de la FECAC y con una mayor sensibilidad catalanista) dirigió sus ruegos al gobierno municipal.

La plataforma cree que las cuentas de la Feria de Abril no están claras y en marzo pidió al tripartito la constitución de un consorcio, participado por las administraciones y la propia FECAC, para organizar el evento. El presidente de Els Altres Andalusos, Lluís Cabrera, lamentó el "silencio" del alcalde Clos e insistió en la necesidad de fiscalizar las actividades de la FECAC. El día en que presentó la programación de este año, a García Prieto se le preguntó por el presupuesto: "Ahora no tengo las cifras aquí, pero más o menos... lo que cuesta la feria son 700.000 euros", contestó.

El síndic de greuges, Rafael Ribó, se ha dirigido al Ayuntamiento de Barcelona para comprobar si la FECAC ha recibido trato de favor en la organización de la feria en detrimento de otras asociaciones. Por si fuera poco, los problemas también llegan por vía judicial: la empresa que elabora la manzanilla La Guita, que tiene la exclusiva de distribución en la Feria de Abril, ha interpuesto una demanda contra la FECAC por impago de facturas en anteriores ediciones.

Pese a todo, García Prieto se mostró optimista: "Si la lluvia nos lo permite, ésta será una gran Feria de Abril". El presidente destacó los esfuerzos por hacer de la feria de este año "la de mayores dimensiones" de su historia, que acumula ya 35 ediciones. Por segundo año consecutivo, la explanada del Fórum de las Culturas acogerá la fiesta. Entre hermandades, casas regionales y mesones, habrá instaladas 52 casetas en un espacio de más de 105.000 metros cuadrados. Por primera vez, se instalará un "escenario popular" y se abrirá un salón comercial para que las empresas del sector gastronómico exhiban sus productos.

El pistoletazo de salida a este evento de 10 días se dio ayer a las nueve de la noche, con el encendido de las luces del recinto, la llegada de los representantes políticos y diversas actuaciones musicales. Los servicios de transporte público (metro, tranvía y autobuses) se han reforzado para acoger a los visitantes. La organización espera una alta participación, aunque no ofreció ninguna previsión en números: la cifra de asistentes también está bajo sospecha.