Enrabietado Villarreal

Enrabietado por los mensajes llegados desde Londres, el Villarreal se siente preparado para dar la gran sorpresa: remontar su desventaja de 1-0 ante el Arsenal y jugar la final de la Liga de Campeones. El equipo de Manuel Pellegrini cree que el inglés le ha pisoteado el orgullo con sus declaraciones. Las de su técnico, Arsène Wenger, diciendo que los jugadores amarillos se tiraban en Hihgbury la semana pasada simulando faltas, y las de su máxima estrella, Henry, acusándoles de "lloriquear".

No hay nada que moleste más a Pellegrini que ser acusado de hacer trampas en el campo de juego. Así que se espera una respuesta fulminante: una lección del fútbol de toque que no pudo desarrollar en Londres, anulado por la superioridad física y numérica del adversario en el centro del rectángulo. El Villarreal necesita la inspiración de Riquelme para hincar el diente a una defensa imbatida en nueve partidos de esta Champions.

Se abre un resquicio con la inclusión de Sol Campbell en la retaguardia de los gunners en vez del lesionado Senderos. Campbell es el tipo de central, grande y pesado, que va bien a la dinámica delantera amarilla: José Mari y Forlán. Además, viene de un curso tormentoso: el 1 de febrero, en el descanso ante el West Ham, se fue de Highbury alegando que se encontraba mal mentalmente. Desapareció una semana. Volvió, acumuló una serie de lesiones -entre ellas, una nariz rota- y sólo ha disputado un encuentro desde entonces. "Es un inconveniente para nosotros", admitió Wenger, "puesto que Campbell no ha acumulado los partidos que convendría".

Mientras tanto, el Villarreal recupera a Peña y Quique Álvarez para cerrar el centro de su cobertura ante los esperados contragolpes del Arsenal.