Del "¡Viva la República!" a la regencia
Los nubarrones que se ciernen sobre la inestable Bélgica no son los primeros que han afectado a la zarandeada Casa Real de los Saxo-Coburgo-Gotha.
La mayor crisis de la monarquía sacudió al país en 1950. Conocida históricamente como la Cuestión Real, nació de la conducta durante la II Guerra Mundial de Leopoldo III, padre de Balduino. Con el país ocupado por los nazis, el rey no estuvo a la altura del desafío histórico y, concluida la contienda, se convocó un referéndum sobre la pertinencia de su retorno al trono.
El 57,68% de los belgas asintió, con un apoyo masivo (72,2%) en Flandes, una región que había estado en sintonía con el ocupante germano, y un escaso 42% en la Valonia francohablante.
Acuciado por las algaradas que desencadenó su regreso (atentados, muertos, huelga general, movilización del Ejército), Leopoldo optó por renunciar.
Un Balduino que aún no había cumplido los 20 años juró estremecido como regente en agosto de ese año en dramáticas circunstancias, con el eco de un "¡Viva la República!" lanzado desde los escaños comunistas. El rey abdicó un año después.
La actual situación da un vuelco a la del referéndum de 1950. Hoy son los valones quienes ven en la monarquía un seguro de la unidad nacional, mientras en Flandes la contemplan como un freno.
Algún periódico se ha preguntado si a Felipe no le ha llegado la hora "de tomar el relevo en vez de prolongar indefinidamente la situación, sus años de preparación y las dudas que suscita". A Alberto no le parece buena la idea de abdicar.
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