La frontera se mueve
Cualquiera diría que una frontera es inexportable. Que su sentido es, precisamente, el de anclarse en una línea de la geografía para marcar claramente los límites entre dos regiones, dos países. Pero la imaginación y el arte son capaces de transformar hasta un símbolo de la separación, como puede ser el muro que ha levantado el Gobierno estadounidense a lo largo de cerca de 200 kilómetros de su límite con México, y convertirlo en un estandarte de la cultura del mestizaje.
El proyecto Tijuana. La tercera nación tiene su expresión más conocida en la invitación a decenas de artistas tijuanenses a plasmar sobre el muro de la frontera sus imágenes que mostraron sus obras sobre la gran valla entre abril y diciembre de 2004. También se han organizado una serie de actividades literarias y musicales internacionales, así como proyecciones de películas que mantienen encendida la llama de esta lucha por el reconocimiento de la multiculturalidad.
En la feria Arco de 2005 se pudo "exportar" una muestra de esta iniciativa e instalar en el perímetro del recinto ferial madrileño dos kilómetros de lona con los trabajos de cuarenta artistas realizados para el "muro de la vergüenza" mexicano. Entre las frases impresas figuraban lemas como "ningún muro detiene las ideas". Después de dos años de iniciado el proyecto, la idea sigue creciendo como una forma de tender puentes por encima de la división artificial y dar visibilidad a los rasgos comunes de los habitantes de la región, que suman 83 millones de personas a ambos lados. De sembrar preguntas por el sentido de una división de ese calibre.
Ahora un libro recoge la experiencia desarrollada hasta el momento por Tijuana. La tercera nación, una idea que partió de una iniciativa del empresario mexicano Antonio Navalón, director general del proyecto. El libro, que será presentado en Nueva York el próximo jueves, ha sido editado por Santillana, en México, en un formato de catálogo de arte. En él se incluyen abundante documentación gráfica de los trabajos creados con este motivo, biografías e imágenes de las obras de los artistas que participan y fotos de los multitudinarios espectáculos y actos convocados.
Varios textos proporcionan
material abundante para el conocimiento de diversos aspectos de la emigración de México a Estados Unidos y la compleja situación de Tijuana, una zona que ha duplicado su población en los últimos 14 años, una ciudad que visitan a diario 40.000 turistas estadounidenses, aunque la mitad de ellos para permanecer menos de tres horas. Un paso fronterizo por el que en 2003 cruzaron cada día 251.000 personas.
Tijuana es la frontera más visitada del mundo, con 92 millones de cruces legales al año. De los ilegales se sabe poco. En la última década hay constancia de 3.000 muertos, víctimas de su deseo de traspasar la línea de fuego por Tijuana. Se han plantado igual número de cruces en el borde para recordarlos. Pese a todo, no reina el odio entre la población de ambos lados. "Es más visible el miedo del lado estadounidense que el rencor del lado mexicano", escribe en su texto Navalón.
En días recientes se han publicado las noticias de las multitudinarias marchas de protesta de los hispanos e inmigrantes mexicanos en busca de un reconocimiento de sus derechos por parte del Gobierno norteamericano. Se calcula que hay 11 millones de trabajadores ilegales, la mayoría mexicanos, trabajando en el territorio del gran vecino del norte. También se celebró hace unos días el tercer congreso internacional sobre la importancia del español en Estados Unidos en la Universidad de Brown (Providence, Rhode Island). A veces parece que las fronteras caminan, que se pueden mover. Que se han movido ya.
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