La síntesis de las artes
Le Corbusier (La Chaux-de-Fonds, Suiza, 1887-Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 1965) desarrolló un lenguaje arquitectónico articulado con formas muy sencillas, prescindiendo de todo el repertorio ornamental de los historicismos que las modas eclécticas habían conducido al paroxismo. Esa sencillez, sin embargo, es sólo aparente. Si nos fijamos en cualquier elemento de sus edificios podremos comprobar que poseen una riqueza formal y plástica que ha inducido a comparar su obra arquitectónica con el cubismo. Efectivamente, el gran arquitecto, que durante décadas ejerció una influencia mundial sobre varias generaciones de los denominados "arquitectos del Movimiento Moderno", fue también un gran pintor y un destacado escultor que comenzó su carrera artística militando en una de las corrientes cubistas, el Purismo, que fundó junto a Amédée Ozenfant.
LE CORBUSIER
Galería Guillermo de Osma
Claudio Coello, 4. Madrid
Hasta el 26 de mayo
Círculo de Bellas Artes
Alcalá, 42. Madrid
Hasta el 28 de mayo
Le Corbusier siempre insistió
en llamarse a sí mismo artista plástico ante todo. Lo fue, y muy considerable, como lo muestran las dos exposiciones que coinciden en Madrid por estas fechas. En este sentido, podemos contemplar y apreciar pinturas, collages y dibujos, sin necesidad de recurrir al recuerdo, ni mucho menos al mito, creado en torno a su arquitectura porque la obra plástica de Le Corbusier tiene autonomía y cualidades propias.
En la galería Guillermo de Osma se pueden ver treinta dibujos, el primero de ellos fechado en 1922, a través de los cuales se aprecia su interpretación particular del cubismo, del que el propio artista se consideraba un superador. Se trata de bodegones en los que se hace evidente la "composición" por medio de líneas horizontales y verticales, como también comenzó haciendo Mondrian, pero en vez de caer en el esquematismo y la abstracción del holandés, Le Corbusier se irá afianzando en la figuración, en el interés por el cuerpo de la mujer y por la monumentalidad, hasta llegar a una cierta visión surrealista del mundo.
En el Círculo de Bellas Artes se exhibe Le Poème de l'Angle Droit, un libro de artista de gestación lenta, entre 1947 y 1955, compuesto por textos, dibujos y 19 litografías. El libro, que se presenta desplegado hoja a hoja, es excepcional por muchas razones pero, sobre todo, porque muestra la idea de "síntesis de las artes" que el maestro suizo fue elaborando durante su intensa vida. Esa síntesis la realiza entrelazando la escritura, el dibujo, el color, la forma y los signos por medio de una fuerte dosis de poética, de la que no son ajenas sus ideas sobre la arquitectura y la naturaleza, ya que el ángulo recto, al que alude el título de este poema, es una construcción ideal racionalista que surge de la posición del sol, en su cenit, sobre la horizontal del suelo. Bodegones, barcas, mujeres, espacios, manos, cabezas de caballo y peces configuran un repertorio iconográfico que responde a los mitos que poblaban el imaginario del artista.
Pero el interés de esta exposición sobrepasa las expectativas de ver un libro raro, por muy espléndido que éste sea, ya que junto a él se muestran los dibujos, collages y gouaches originales con los que compuso y elaboró esta obra. Entre ambas exposiciones podemos forjarnos una idea de su potente imaginación y de su destreza como dibujante pero, sobre todo, de cómo la capacidad de trabajo fue el motor de una mente sin límites que supo conjugar los actos de creación pura con la práctica de originales proposiciones arquitectónicas que no hubieran tenido sentido sin el desarrollo de su particular visión poética de las artes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.