Reyes acude una vez más al rescate del Madrid
El pívot, imponente en ataque y en defensa, providencial en el triunfo sobre el Joventut
Hay veces que un rebote ofensivo vale más que una canasta. ¿Quién mejor para cumplir con uno de los dichos del baloncesto que Felipe Reyes? Si Boza Maljkovic celebró anoche su 54 cumpleaños con una victoria fue por la contundencia en la pintura del ídolo defenestrado de la Demencia. No se explayará en canastas, pero su virtud para capturar balones de nadie valió para que Bullock y Sonko le echaran el guante al DKV Joventut. Sólo que Reyes también anotó 14 puntos y, lo que es más importante, se hizo con 13 capturas, tres de ellas fajándose en los dominios de la Penya, batiéndose de lo lindo con Mumbrú y Holcomb. Para que luego le digan que no se prodiga en el frente de ataque. A cinco jornadas para el final de la fase regular los gladiadores del técnico serbio afincado en Madrid son séptimos, con dos triunfos de ventaja sobre Adecco Estudiantes y Pamesa Valencia. Gracias en buena parte a Reyes.
REAL MADRID 86 - DKV JOVENTUT 75
Real Madrid: Fisher (10), Bullock (21), Gelabale (0), Hervelle (5), Reyes (14) -cinco inicial-; Scales (5), Rakocevic (11), Hernández Sonseca (4), Sonko (16) y García (0).
DKV Joventut: Bennet (4), Rudy Fernández (12), Mumbrú (21), Flis (6), Betts (10); Vázquez (2), Huertas (4), Burton (6) y Holcomb (10).
Árbitros: Amorós, Murgui y Martínez Díez. Excluyeron por personales a Scales, Betts y Hervelle.
5.600 espectadores en el Palacio de Vistalegre.
1º CUARTO: 18-19
2º CUARTO: 15-19
3º CUARTO: 27-13
4º CUARTO: 26-24
El cuadro de Aíto Reneses, muy superior en los primeros 20 minutos, no pudo con el aluvión de triples madridistas. Hasta que les dio por entrar, justo a la vuelta del descanso, el Madrid deambulaba por la cancha con un mísero 18% de efectividad desde el perímetro. Un porcentaje para olvidar que Mous Sonko, en su mejor partido de la campaña, se encargó de maquillar. Entretanto, Mumbrú se hartaba de empujar al aro las asistencias de Bennett, que empezó de vicio y terminó desfondado, quién sabe si dándole vueltas a su marcha del Madrid hace ahora un año. Su relevo, Igor Rakocevic, tampoco anda fino. Lo confirmaron un par de disparos facilones, desde media distancia, de los que tanto gustan al escolta serbio, que repelió el aro.
Los fallos propios y la presión que Aíto impuso a lo ancho y largo del parqué bastaron para que a los madrileños, sin un base puro al que aferrarse, les diera un ataque de ansiedad. Que se lo digan a Scales, un remiendo que cometió sus cinco faltas antes de que concluyera el tercer periodo. Maljkovic ni se inmutó. Algo más atinado se vio a Bullock, que parece destinado a jugarse lanzamientos imposibles con la bocina en la oreja. Se vio en Barcelona, en los instantes decisivos que daban el pase a la Final a Cuatro de Praga, y se repitió el domingo en la visita del Caja San Fernando. Eso sí, el hombre es el único, salvo excepciones, que asume la responsabilidad.
Algo de lo que no carece Rudy Fernández, que no termina de explosionar. Cuando el viento le fue a favor, se vanaglorió del juego fluido con que los verdinegros bailaron a los madridistas. Flis y Holcomb, recién llegado a Badalona como reemplazo del lesionado Anagoyne, ejercieron una labor notable en defensa y ataque, machacando el aro al ritmo que imponía Bennett para conseguir una renta de 10 puntos en el minuto 19 (27-37).
La maquinaria del DKV Joventut marchaba a las mil maravillas. Hasta que Felipe Reyes entró en escena. Con él sentado en el banquillo por cosa de dos personales, la primera mitad del partido tuvo un dominador claro. Sin él, la defensa de los gladiadores era de cartón piedra. Con Reyes dentro, el Madrid entró en una dinámica de equipo. La antítesis del individualismo fue decisiva para que cinco blancos anotaran diez o más puntos. Aun así, a la escuadra de Maljkovic le queda mucho camino por delante. El domingo se las verá en Málaga con el Unicaja.
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