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Reportaje:

Una vida y cinco sedes

El Círculo Ecuestre, que nació para fomentar la equitación, celebrará 150 años de agitada trayectoria

La casa de la fotografía fue vivienda de burgueses, más tarde colegio y desde hace más de medio siglo es la sede del Círculo Ecuestre. Este selecto club de burgueses, nacido para fomentar la hípica, cumple siglo y medio de vida este año. No hay muchas entidades que puedan presumir de vida centenaria. Fomento del Trabajo, el Ateneo Barcelonés, la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País y el propio Círculo Ecuestre son excepciones que confirman la regla. Para celebrarlo, ha programado un calendario de actos que incluyen conferencias del presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, y el de la Generalitat, Pasqual Maragall, y que culminará el próximo 25 de noviembre, día de su nacimiento, con una cena en la Sala Oval del Palau Nacional de Montjuïc.

El Círculo Ecuestre acaba de remozar su sede, la casa Pérez-Samanillo, en la esquina de la calle de Balmes y la avenida Diagonal, en Barcelona. De su ligazón al mundo del caballo ha quedado el nombre, porque ya no se practica este deporte en este club con biblioteca, piscina, restaurante y gimnasio, dice el gerente, Manuel Martínez-Fortún.

La Falange y Carlos Marx

La historia de la entidad queda reflejada en el excelente libro de Ramon Garriga-Marquès publicado con motivo de los 125 años del Círculo Ecuestre. Narra este autor que crearon el club 51 socios fundadores y que su primera sede se ubicó en la calle de Sant Pau con la de Sant Jeroni, desaparecida al abrirse la Rambla del Raval. Allí hubo caballos y clases de equitación, con Jaime Pla como presidente, que también lo era del Círculo del Liceo.

La segunda sede estuvo en el número 10 de la Rambla de Santa Mònica entre 1860 y 1907, cuando presidía la entidad el marqués de Santa Isabel, el empreario textil Federico Ricart, y la tercera, entre 1907 y 1926, en la plaza de Catalunya, en una parte del edificio que ocupa ahora El Corte Inglés. Los estatutos destacaban entre sus objetivos no sólo el fomento de la equitación, sino también "de la vida social en todas sus manifestaciones de cultura, artísticas y deportivas". En la etapa de la plaza de Catalunya, el club experimentó un considerable incremento de socios. Alguno llegó a adelantar 100.000 duros para cambiar de sede. En 1917 tenía 781 socios, explica Ramon Garriga-Marquès en su libro.

Después vino el cambio a una lujosa sede en el paseo de Gràcia, en la esquina con la calle de Consell de Cent, en el mismo lugar en que luego estuvo el cuartel general de Banco Hispano Americano en Barcelona, a punto de convertirse hoy en un hotel de 144 habitaciones de la cadena Mandarín Oriental. La sede del paseo de Gràcia era fastuosa: tenía biblioteca, sala de esgrima, piscina con columnas, habitaciones, dormitorios y billares, como queda reflejado en las fotografías de la época. Durante la Guerra Civil el edificio fue ocupado por la UGT y luego por el PSC, que estableció allí el Casal Carlos Marx. Acabada la guerra, fue la Falange la que se aposentó allí y fijó su sede provincial. Santiago Güell ocupó la presidencia del Círculo Ecuestre y costó años que Falange dejara el edificio, recalca la entidad.

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Sin corbata en verano

En 1947 el club compró a la inmobiliaria Balmes-Avenida la casa Pérez-Samanillo, que tenía como inquilino al colegio Montserrat. Se pagaron siete millones de pesetas, una cantidad con la que hoy apenas se puede comprar una plaza de aparcamiento en el Eixample. Tras la disminución del número de socios que se registró en la Guerra Civil, en 1955 la entidad tenía 752, y en la actualidad, 1.700.

Presidido por Manuel Carreras, ex responsable de la gestora de patrimonios Benkers, el club ha flexibilizado sus rígidas normas en el vestir. Sus socios deben ir con americana y corbata, pero desde hace unos años se permite prescindir de la corbata en verano. Los nuevos tiempos también han llegado a este centenario club.

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