El ritmo de STOMP llega al teatro Gran Vía

En un espectáculo de STOMP no hay diálogo, ni argumento. A cambio hay mucha energía. Y ritmo. "El nuestro es el lenguaje universal del ritmo", asegura a modo de justificación Billy Hickling, un veterano de la compañía. Si el ritmo es su lenguaje, las palabras son los insólitos aunque cotidianos utensilios que emplean en sus actuaciones. A saber: 30 escobas, 8 tapas, 6 cubos de basura, 10 postes, 15 kilos de arena, 4 ladrillos, 12 pares de baquetas, 200 litros de agua, 8 plátanos y 12 cajas de cerillas.

STOMP es sobre todo movimiento y percusión, también danza, comedia, y teatro. Y estará en el teatro Gran Vía hasta el próximo 19 de mayo. Dicen que gusta a todos los públicos -y además está concebido para el disfrute de cuantos más, mejor-. Creen que la clave de su éxito -llevan 15 años representando el show por todo el mundo- está en la cercanía. "Cualquiera puede formar parte de STOMP, hay de todo: yo soy cocinero, pero también hay albañiles o electricistas", cuenta Hickley.

Sólo hace falta ritmo -dicen que todos lo tenemos en mayor o menor medida, eso sí- y personalidad. "Somos ocho personas en el escenario, todas con una personalidad diferentes, a veces nos cambiamos los papeles y el espectáculo se transforma, de ahí la importancia de la personalidad", afirma Gemma Shields, antes bailarina y, desde hace un año, personalidad de STOMP.

El público lo nota y, a veces, hasta repite. "El espectáculo es diferente cada noche, hay una buena dosis de improvisación, y eso es bueno para los espectadores, y para nosotros. Nunca nos aburrimos", coinciden. Los objetos también van cambiando.

"De cuando en cuando organizamos una especie de excursión en busca de nuevos artilugios", sonríen los miembros del grupo.

STOMP. Teatro Gran Vía (Gran Vía, 66). Tel.: 91 541 55 69. De 24 a 42 euros.