_
_
_
_
Entrevista:OLATZ GONZÁLEZ ABRISKETA | Antropóloga

"Los cambios en la pelota tienen mucho que ver con la televisión"

La antropóloga Olatz González Abrisketa (Bilbao, 1973) dedicó siete años a investigar el juego de la pelota vasca para elaborar su tesis doctoral, en la que ha basado el ensayo Pelota vasca: un ritual, una estética (Editorial Muelle de Uribitarte).

Pregunta. ¿Por qué la pelota es un juego tan masculino?

Respuesta. La pelota ha sido ante todo un acontecimiento público, central para el establecimiento de relaciones entre los hombres. Las mujeres han estado, y siguen estando todavía en muchos aspectos, confinadas a la esfera privada. Su visibilidad social ha sido prácticamente nula. La pelota como acontecimiento otorga un protagonismo al que las mujeres no han tenido acceso.

P. ¿Cómo explica que las mujeres se hayan ido abriendo hueco en casi todos los deportes y en pelota haya disminuido el número de federadas?

"La afición por la pelota ha atravesado toda ideología y está en su origen ser espacio de concurrencia"

R. Uno de los valores centrales de la pelota es la fuerza. Se puede decir que es la virtud más idealizada, pese a que lo que define a alguien muy pelotari es la astucia. Es una cualidad tan importante como la fuerza, si no más, para jugar bien. Sin embargo, es en la fuerza, el sufrimiento y la dureza donde se ha colocado la identidad de la pelota.

P. Sitúa el inicio de la pelota vasca en el siglo XVI. A lo largo de este tiempo se habrán dado muchos cambios, pero ¿cuáles han sido los más importantes en los últimos años?

R. Tienen que ver sobre todo con su adecuación a la televisión, a sus tiempos y exigencias. La pelota tiene muchos tiempos muertos que la televisión necesita llenar de imágenes espectaculares. Por ejemplo, el público tradicional que espera tranquilamente sentado el inicio del tanto, charlando o apostando, no es atractivo para la televisión. Necesita mostrar el fervor del acontecimiento, sea o no un partido apasionante. Un espectador más forofo, tipo hincha, se adecua mejor a la televisión. Es curioso cómo este fenómeno, sin haber estado dirigido, se da en la pelota.

P. ¿Cómo anda de salud la pelota?

R. Hay mucha gente que juega a pelota y que ni tiene licencia federativa, ni va al frontón como espectador. Es decir, no entra en estadísticas. En Euskadi la pelota no puede medirse como otros deportes, aunque se intente. Creo que cuanto menos se regule su práctica, mejor para ella, y cuanto más se le obligue a equipararse con otros deportes, peor.

P. Señala en su ensayo que la pelota ha constituido un referente simbólico central en la construcción de la identidad vasca.

R. La pelota forma parte de ese núcleo ideológico que ha hecho que los vascos se sitúen de una determinada manera frente al mundo y que ha tenido que ver sobre todo con la idea de nobleza y con el respeto al principio de autoridad. Esto no quiere decir que todos los vascos vean el mundo de una manera. Cada uno lo ve y lo construye según sus posibilidades y circunstancias, que pueden ser mucho más cercanas a las de un malayo de hoy en día que a las de un vasco de hace 50 años.

P. Dice también que la pelota vasca forma parte del imaginario nacionalista.

R. Es parte del imaginario nacionalista en el sentido de que se ha pensado como componente de la diferencialidad de lo vasco, algo sustentado por su propia denominación. Sin embargo, la afición por la pelota ha atravesado toda ideología y está en su origen ser espacio de concurrencia de toda la comunidad. Otra cosa es que se te considere o no, te sientas o no, parte de esa comunidad, pero eso es algo que está más allá de la pelota. En principio, la pelota, como el resto de juegos agónicos, representa aquello que la sociedad quiere evitar: un conflicto entre dos partes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_