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FUERA DE CASA
Columna
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Cofrades y republicanos

Religión y República, todo se mezcla en esta semana de abril que está resultando ser uno de los meses menos crueles de nuestra historia. También los poetas se equivocan.

Berlusconi entre los perdedores, la cabeza de la Mafia en prisión, Marbella limpiándose de corrupciones, Antonio Banderas cofrade en Málaga, se hacen tranquilas remodelaciones del Gobierno, el tiempo es apacible y la primavera estalla en las calles religiosas y en las agnósticas. No, realmente no se merece abril ser llamado el mes más cruel.

La semana de música religiosa de Cuenca nos sigue convocando. Volvemos a sentir sus emociones repartidas por conventos, iglesias, auditorio, o desde el mágico espacio en blanco y negro de la sala Manuel Millares, en la Fundación Antonio Pérez. Lo místico y lo profano. La elevación religiosa y el dulce pecar en la barra de La Ponderosa, con esos dos hermanos, Ángel y Rafael, cofrades de la mejor mesa, capaces de hacer del tomate una experiencia religiosa. Pasar de la perdiz escabechada a las abstracciones místicas de Bach, del jamón con chorreras a la Novena sinfonía de Mahler, de la seriedad del obispo a la jovialidad de Antonio Moral, que se despide de su responsabilidad conquense porque mucho trabajo le sigue esperando en el teatro Real madrileño. Cuenca, colgada y abstracta, ciudad de muchos placeres públicos o secretos, de muchas contradicciones y muchas bellezas. En un lugar central se mantiene un homenaje pétreo a Franco, aunque con algunas señales de repudio en forma de pintura roja lanzada contra ese relieve de la joven representación del dictador. Un militar desleal y orgulloso de haber traicionado y derrotado a la legalidad republicana.

Cuenca, la vieja, la medieval, la construida sobre la roca, la que -como recuerda Pedro Mombiedro en su mirada a la historia musical de la ciudad- atrajo a los escritores, los poetas o los artistas de vanguardia. Sus rastros siguen allí y podemos pasear por algunas de las mejores obras de nuestro arte no figurativo de su Museo de Arte Abstracto. Un perfecto diálogo con las obras de la Fundación Antonio Pérez que se completan con sus objetos encontrados y su cercanía con el pop. Una ciudad con fe, espera la llegada del AVE como confía en la restitución de las obras de Antonio Saura que un día desaparecieron de su fundación fantasma. Todavía le está esperando, aunque sea sentada. La justicia dijo sí, la familia dice no.

De Cuenca a Segovia. La ciudad castellana, la dorada patria del cochinillo, también vive intensamente los pasos de su Semana Santa, sus músicas y sus ritos. No sólo se puede pecar estos días con los asados de José María, de Cándido y los otros asadores que ocupan el centro de la ciudad; también se puede seguir pecando con los guisos populares de casa Zaca en La Granja. O tomar la mejor carne roja de la zona en las afueras segovianas de La Parrilla de Tejadilla. No toda transgresión culinaria segoviana tiene que ser dorada. También perviven rarezas religiosas. Al lado de Segovia, en el feminista pueblo de Zamarramala, se puede asistir a la muy peculiar y misteriosa procesión templaria en la iglesia de la Vera Cruz.

La Semana Santa también es republicana. Hace 75 años, en los Ayuntamientos españoles se izaba la bandera tricolor. Y se hizo con alegría, con paz y con tranquilidad ciudadana. Así lo recuerda Mercedes Cabrera -la nueva ministra, que es mucho más Cabrera que Calvo-Sotelo, mucho más republicana que conservadora monárquica- en su contribución al libro sobre la República que, coordinado por Santos Juliá, acaba de aparecer. Mercedes Cabrera habla con apasionado rigor de la importancia de aquellos días, y, sobre todo, de aquellos meses en que se termina la labor de las Constituyentes, "gloriosas, inolvidables y fecundísimas en su brevedad, protagonistas de una verdadera revolución legal".

En Segovia, lo cuenta Ian Gibson en su ya fundamental biografía machadiana, Ligero de equipaje, se proclama la República entre aplausos y vítores. A las seis de la tarde se iza la bandera en su Ayuntamiento por un grupo de republicanos. Entre ellos estaba el poeta Antonio Machado. Así se lo cuenta a su secreta enamorada, Pilar Valderrama, Guiomar: "Fuimos unos cuantos republicanos platónicos los encargados de mantener el orden y ejercer el gobierno interino de la ciudad". Hoy, en Segovia muchos acuden a las procesiones, otros visitamos la modesta casa del poeta republicano. También en Segovia es primavera para todos. Aunque no haya llegado El Corte Inglés.

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